.NOS URGE LIDERAZGOS POSITIVOS, CONSTRUCTORES DEL FUTURO.


NOS PONEMOS  DE ACUERDO O PERECEMOS EN EL INTENTO.
DEL PACTO DE PUNTOFIJO AL FORO DE SAO  PAULO.
Jòvito Villalba, rafael Caldera y Ròmulo  Betancourt 1958 se firma un pacto en la  quinta Puntofijo propiedad de Caldera.

Mientras la izquierda juràsica y terrorista se une con el progresimo y los comunistas para apoderarse del  Amèrica, los democratas se pelean por una botella vacìa.

Los venezolanos tenemos un concepto de heroísmo como referente de nuestra historia, solo es historia la de los héroes y el modelo siempre es un ser mitológico que llamamos El Libertador. Ese es nuestro gran mal, tenemos un menosprecio por la historia como el acontecer trascendente de lo cotidiano, solo vemos historia en las grandes batallas. Nos olvidamos de la lección diaria de la historia y creemos que los cambios solo se dan por optimismo social, basta querer y sentarse a esperar la manipulación retrospectiva de lo que salió mal ayer para repetirlo hoy esperando que mañana si saldrá bien.
 Solo vemos la historia   como un espejo retrovisor de fechas, de actos heroicos, de golpes de Estado, de caudillos, uniformes y frustraciones. No vemos en la historia la lección para el presente y el futuro. Esta visión influye en nuestra política porque solo enfatizamos el camino recorrido y no vemos la posibilidad de usar esa experiencia para enderezar la curva que se nos viene. Es la concepción de la política como la crítica del pasado, no como construcción del futuro.

 El acontecimiento de mayor trascendencia
 en nuestra historia contemporánea es el llamado Pacto de Puntofijo. Un acuerdo NACIONAL DE TODAS LA FUERZAS VIVAS DE LA VENEZUELA DE 1958, no sola para poner fin a la dictadura militar del general Marcos Pérez Jiménez, sino para llevar adelante un proyecto de país bajo el sistema democrático que nos permitió por primera vez tener gobiernos civiles por 40 años y una línea de progreso continúa. No era un sistema perfecto, pero era perfectible (Se podía mejorar) pero se tomò el camino de la sustitución y las consecuencias están presentes hoy.

 Este hecho histórico visto en retrospectiva se le pueden hacer muchas críticas, pero dejó una huella.   Hoy, con los cambios necesarios, es un modelo para la Venezuela del futuro. La pregunta es muy simple. Qué razones privan para que ese pacto social de las fuerzas vivas ocurrido en la Venezuela de 1958 no sea un modelo para salir del hueco y construir el futuro. Cada factor político tiene su propio proyecto y no hay ni articulación, ni coordinación para liderar un cambio real. Será que necesitamos hoy un liderazgo de la talla de un Rómulo Betancourt, Rafael Caldera o un Jòvito Villalba. Ellos fueron capaces de deponer viejas disputas, no se empeñaron en reciclar resentimientos y ambiciones. Simplemente se pusieron de acuerdo. Y eso es lo que no aprendemos de la historia.
 Mientras se aprenden las lecciones de la historia el pueblo venezolano sigue sometido al calvario, pagando lo que ya no debe.


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