REHACER A VENEZUELA DESDE SUS CENIZAS.
HAY QUE PLANIFICAR LAS TRANSFORMACIONES
FUNDAMENTALES QUE REQUIERE VENEZUELA.
Ser optimista o pesimista es una cuestión de
actitud y temperamento Recordemos loa imagen clásica del vaso medio lleno o
medio vacío
Es imposible pensar en el destino de
Venezuela, una vez superada esta tragedia, sin tomar en cuenta la historia
vivida durante los últimos 100 años. La catástrofe del presente se nos entrega
como resultado de nuestros errores y de nuestros aciertos, esa experiencia es útil
para tener certeza de nuestras equivocaciones y no volver tropezarnos con la
misma piedra.
La Venezuela del mañana debería ser un sueño
en la cabeza de cada venezolano, pero cómo encontrar la mejor propuesta, la que
pueda satisfacer y convencer a la mayoría y dónde está la voluntad para llevarla
adelante. Hasta hoy, en lo único que nos hemos podido poner de acuerdo es en la
necesidad de salir del régimen, pero no hemos podido concertar, la forma como
debe terminar este régimen. No hay manera de articular a la oposición, cada
quien se cree dueño de la verdad y la forma como manifiestan su inconformidad
es destruyendo a quienes opinan diferente. La peste de la intolerancia se adueñó
de nuestro quehacer político y ese es uno de los factores que ha permitido la
permanencia en el poder del socialismo corrompido, cruel e inepto.
En algo tenemos que ponernos acuerdo si
queremos tener país, si queremos superar del desastre del chavismo. Si nos
interesa el futuro, más que nuestras posiciones sectarias. Nuestros políticos
están enfangados en la política del Twitter, como saben que hoy muy poca gente lee
en profundidad y muchos menos piensan por su cuenta sus mensajes no están dirigidos
al cerebro, sino al hígado y la búsqueda del aplauso. Declaraciones
rimbombantes, llenas de cinismo político, aunque hablar de cinismo político es
tan redundante como referirnos a la grasa de los puercos.
Tal como observó Bismarck la
mayoría de los políticos piensan en corto, casi siempre en las próximas
elecciones y es difícil encontrar a alguno que trabaje para la próxima generación,
les parece muy lejos y poco práctico pensar y trabajar para un futuro que no es
de ellos y que la cosecha será para otros. Algunos políticos solo saben de elecciones,
de como ganar al costo que sea, pero muy pocos piensan en serio como cambiar lo
que viene torcido. Están dispuestos a todo, incluso a dejar los principios en
el baúl o en el closet. Se autodenominan pragmáticos. Es decir, políticos sin
principios.
En algo debemos estar de acuerdo.
1- La prioridad número uno es superar
este régimen y la obligación, no solo política, sino ética es ponerse acuerdo
en el CÔMO hacerlo. Ya basta de canibalismo opositor, el enemigo es implacable
y está al otro lado de la acera. El sufrimiento de un pueblo está más allá de
los intereses y aspiraciones de cualquier político o de cualquier partido. Ya tendrán
tiempo más adelante para pelear por la nada.
2- Hay que estar de acuerdo en que
vivimos bajo una dictadura totalitaria, cruel, inescrupulosa, corrupta e
inepta. Todavía algunos que lo dudan y
creen que pueden ganarle unas elecciones controladas por su CNE, sus militares
y colectivos.
3- Venezuela es un país sumido en la más absoluta
miseria, con uno de los niveles más altos de pobreza del mundo. La Venezuela de
hoy no tiene nada que ver con la Venezuela de 20 años atrás. Las cifras y las
estadísticas, aunque imperfectas y poco confiables son demoledoras.
4- La riqueza petrolera y minera esta
seriamente comprometida mediante contratos leoninos con los chinos y los rusos.
La deuda venezolana requiere un refinanciamiento a largo plazo para que el poco
excedente se dedique a inversiones reproductivas y sociales.
5- Hay que buscar inversión extranjera
para producir más petróleo, pero hay que definir el sistema de seguridad jurídica
que garantice esas inversiones. Definir si el Estado será el único propietario
de la riqueza petrolera o se busca una fórmula de privatización. Hay que tener
claro que esa riqueza bajo la tierra no le sirve a nadie y que la inversión millonaria
para poner a producir las reservas no está al alcance del Estado venezolano. Hay
que garantizar la inversión o seguir en el estado de miseria en que estamos.
6- Hay que tener muy claro que la
bonanza petrolera se acabó y que esa renta debe estar limitada por ley a
inversiones reproductivas, educación, salud, seguridad social, ese dinero no
puede ingresar al presupuesto ordinario para el gasto burocrático. Este es un escollo
nada fácil de superar pues hay todavía una mayoría opositora partidaria del
capitalismo de Estado, desarrollado por la llamada socialdemocracia. Sistema
vigente desde 1945.
7- Superar el concepto rentista implica
privatizar y marco jurídico adecuado. Pocos políticos venezolanos tocan esa
tecla.
Venezuela requiere con urgencia ponerse
de acuerdo, desde ahora en un plan de reconstrucción nacional, no solo un
cambio de gobierno.
Necesitamos reformas constitucionales y de la
estructura legal que nos rige, pues no está adecuada a un cambio del estatismo en
que vivimos a privilegiar la inversión del sector privado nacional e
internacional
Es urgente una reforma monetaria y
fiscal. El bolívar como unidad monetaria no existe y el dólar puede ser una posibilidad,
pero requiere como base la estabilización del ingreso y el presupuesto para
llevar la inflación a su mínima expresión. Estas medidas exigen años de
sacrificio de la población hasta lograr un aumento de la productividad que
estabilice los niveles del ingreso del venezolano y aumente su capacidad de
compra.
Hay que superar la rigidez del
mercado laboral que impide el crecimiento económico y el aumento de oferta de
buenos empleos, para incorporar poco a poco la inmensa masa humana de la economía
informal que se ha convertido en un cáncer de la sociedad venezolana.
Hay que salir del capitalismo de
Estado con todas sus variantes desde el sistema social democrático hasta el
socialismo comunista radical de hoy, para ingresar a una economía de mercado,
otro gran problema que pocos quieren enfrentar. Es más cómodo seguir con el
auto engaño y creer que el petróleo nos va a permitir seguir el bonche y el
desmadre con disfraz de inversión social Eso fue lo que nos hundió.
Si se quiere una Venezuela
diferente hay que estar dispuestos a realizar sacrificios, todos los
venezolanos, no solo la parte más débil de la sociedad, si se quiere educación de
calidad hay que buscar fórmulas de financiamiento para eso debe ser el petróleo,
pero las buenas autopistas se deben financiar con peajes, con impuestos a la
gasolina.
No hay otra cosa que hacer o seguir en el
tremedal.
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