EL FESTÌN DE LA CRUELDAD PROGRAMADA ACABÒ CON VENEZUELA.


  En la Venezuela de Maduro hay circo sin pan.              
                     NERÓN y MADURO


                                        Cruel y sanguinario
Chávez al asumir su presidencia juró ante una Constitución moribunda. La coincidencia demostró que a partir de ese momento también moría Venezuela.
Quiso ser un dictador, ejercitando arbitrariamente el mando en beneficio de una minoría ignorante que apoyaba sus locuras.

Cuando se encontraba moribundo señaló a Nicolás Maduro como posible sucesor.
Sus deseos fueron cumplidos, fue elegido Maduro un ególatra y egoísta, que en lugar de hablar de ideas y proyectos  sigue el trinar de un pajarito, afirmando ser la voz de Chávez. Podemos decir que su comportamiento es idéntico al del emperador romano Nerón, que se caracterizó por sus locuras extremas


Cuando queremos poner el ejemplo de un comportamiento despótico en el que se mezclan el capricho con la irracionalidad más cruel, nos acordamos de Nerón, el emperador al que la leyenda atribuye la responsabilidad de un incendio devastador en la ciudad de Roma. Un suceso que aprovechó para culpar a los cristianos, por entonces una secta minoritaria, e iniciar la primera persecución contra ellos. No está muy claro si todos esos hechos son rigurosamente ciertos pero da igual, al fin y al cabo todos los rasgos de carácter para la posteridad se pintan con trazo grueso y permiten puntualizar el abuso y las locuras de algunos dictadores que aplican los mismos procedimientos con 2000 años de diferencia

A  mediados de los años 50, me aficioné por los temas de la historia antigua Cleopatra, Atila. Escipión el Africano, fundamentalmente motivado por las grandes películas de la época que exhibían en el Cine Renacimiento de Charallave. Me  impresionó especialmente una película, “Quo vadis”, en la que Peter Ustinov interpretaba el papel de Nerón. Y había una escena fantástica, durante una juerga, en la que el emperador analizaba a través de una lente de color verde a las mujeres que participaban en ella, la mayoría escasas de ropa. El Nerón del que tuvimos noticia los escolares de aquellos años, era gordo, glotón, caprichoso y ordenaba crueldades con gesto displicente, como quien juega. Y contemplaba tantas y tan seguidas que se aburría con ellas. Hasta el punto de bostezar en el circo mientras los gladiadores se mataban entre ellos, o los leones devoraban a los cristianos. En esa escalada de atrocidades, cada vez más grandes, concibió la idea de incendiar la ciudad de Roma para que le sirviese de inspiración mientras componía unos versos horrorosos acompañándose de un instrumento musical. Al final de la película, el pueblo, harto de sus sangrientas excentricidades, se rebela contra Nerón, quien acaba por suicidarse.



Digo lo que antecede porque, salvadas las distancias,  las cadenas nacionales por radio y televisión  del régimen madurista se convierten en un circo romano, un festín de crueldad, del uso ruin del poder, de miserables venganzas llevadas a videos con la finalidad de aniquilar física y moralmente a quienes consideran sus enemigos. Si bien es cierto que Nerón odiaba su propia progenitora, a sus sucesivas esposas Octavia y Popea, no es cuestión de comparar pero se siente en el ambiente un fuerte tufo a orine de tigres y leones de la arena del coliseo  romano, una ausencia total de salud mental., no falta la lira, ni el baile con celebraciones y el incendio de Roma tiene ya 20 años, solo quedan cenizas.   


El fin de aquel orate romano era previsible  antes de arrojarse de frente sobre la espada que sostenía el esclavo, el emperador romano Nerón pronunció esta frase: "¡Qué gran artista muere conmigo!". El individuo, fruto de demasiados cruces de sangre cercanos, no se caracterizó precisamente por la piedad, ni por la buena gestión, ni por la inteligencia. Esta frase, u otra parecida, creo que será pronunciada por muchos de los que ejercen el poder en Venezuela. La caterva que pulula alrededor de Miraflores.

 La historia es una noria que gira para repetir los acontecimientos, todo es igual porque el corazón del hombre siempre se puede llenar de bondad, de piedad, de amor, pero también de odio, crueldad y perversidad, lo único que cambia es el escenario de un  circo romano a un estudio de televisión.


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