LA POBREZA Y LA PROSPERIDAD.
HAY QUE EDUCAR PARA LA PROSPERIDAD.
La tendencia natural en la vida es la abundancia, la calidad de vida, lo
bueno, que cuando abras una llave haya agua pura, cuando pasas el encendedor
tengas luz, cuando vayas a supermercado hayan productos suficientes, de buena
calidad, cuando uses un transporte sea de calidad, eficiente y de acuerdo a la
dignidad humana, que los hospitales funcionen, las escuelas sean de calidad,
que el hampa sea controlada, que el sueldo te permita vivir con dignidad, que
puedas tener libertad, emprender
negocios, ser propietario, luchar por lo tuyo .pero de manera antinatural el
venezolano ha sido programado para vivir en la carencia, para ser conformista,
envidioso y resentido. No encuentra las posibilidades de mejorar en la vida,
solo le queda depender del Estado. Invadir una propiedad al no ser capaz de construir
con esfuerzo su propio hogar, esperar que otro siembre para robar la cosecha,
servir de sapo y confidente a un régimen represivo. Mal poner a otros, servir
de alabardero, arrastrase para tener algo. Ese es el condicionamiento inducido,
gracias a Dios que la mayoría de los venezolanos no hemos caído tan bajo.
Lo saben los expertos en el comportamiento humano que el Universo
responde a lo que piensas, lo que sientes y atraes, si no creen en ti, siempre vivirás
en dependencia y cada quien se da lo que cree merecer. Ni más ni menos.
Se ha condicionado la vida por frases vacías y estúpidas: “Ser rico es
malo”, aunque quien lo afirma vive en lujos y opulencias de súper ricos. ”Los
ricos no entran al reino de los cielos”. Al aceptar esta filosofía barata estas
decretando tu vida en la pobreza, en el fracaso y en las carencias. Eres lo que
piensas.
Hay quienes afirman que “el
dinero corrompe y es malo” y es mejor no tener mucho para no tener problemas,
consideran a competitividad como un pecado. Se acostumbran a vivir en la
estrechez, a consumir las gangas, lo barato, lo malo. Se conforman con comer
pellejos pudiendo comer lomito En un mundo de abundancia infinita, aunque muy
mal distribuida, donde lo que tengas dependerá de lo que pienses, de lo que
quieras, de tus luchas por salir de abajo.
Hay que abrir el corazón a la abundancia que Dios nos ofrece y que el
mundo egoístamente te niega y repetirse si cesar “Yo merezco lo mejor, lo bueno”,
pero no basta decretar lo bueno hay que actuar para lograrlo.
El venezolano paso en menos de
cien años de andar burros a manejar un
buen automóvil, pero en
los últimos 20
años pasó del Cadillac al camión para transportar marranos. Es un cambio brutal
que depende de pésimas políticas, pero
solo se puede combatir manteniendo la dignidad, manifestando indignación,
protestando por esta injuria
inaceptable. Duele ver al venezolano ser tratado como animales, como cosas sin
valor, pero duele más la resignación, el aceptar lo que no se merece, el tener que
someterse a un condicionamiento perverso
de la autoestima, a tener que vivir en la miseria programada por burócratas que
viven muy bien.
Si en una nación la mayoría vive en el conformismo y
sin aspiraciones de progreso, dominados por la flojera, consienten la mediocridad en todo, esa nación está
condenada al fracaso y a la pobreza Una nación de gente optimista, emprendedora,
con ganas de progresar, con metas de abundancia será una nación de
triunfadores.
El solo hecho de hacer un
recorrido por las calles de nuestras ciudades y pueblos, donde se han
sustituido los materos, la ornamentación, la belleza, por basura regada en cada
esquina, podemos concluir que vivimos en una nación fracasada, porque no hay
quien recoja la basura y la gente se acostumbró a vivir en medio de
inmundicia y contribuyen negativamente a la suciedad. Un niño que pasa todos
los días por una esquina llena de basura, que ve a todos ensuciando las calles,
termina considerando aquella situación como normal, pues es lo único que ha
visto. Eso es fracaso social. Ver el estado de deterioro y mal uso del
Ferrocarril y del Metro, eso es fracaso social. Sumamos esos fracasos y vemos
que no hay interés en cambiar, Esa es una sociedad fracasada, un Estado fallido
Allí estamos hoy en Venezuela.
La diferencia entre la pobreza y
la riqueza es una cuestión actitudinal y cultural que nada tiene que ver con
las riquezas naturales o las reservas de petróleo. Venezuela vive en la miseria
más abyecta con las mayores reservas petroleras del mundo. Las naciones africanas tienen
diamantes, oro, buenas tierras y se mueren de hambre. Japón sin riquezas
naturales, sin petróleo es una potencia mundial, con calidad de vida.
Vale la pena pensarlo.
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