LA BARBARIE Y EL SALVAJISMO COMO FORMA DE GOBERNAR


            Sobrevivir en “tiempos de decadencia”.

 El retroceso de Venezuela en 20 años es brutal, los venezolanos no hemos podido frenar el avance del primitivismo, de la ignorancia, del salvajismo, el error de haber entregado el poder  a los peores hijos, quienes no conocen la palabra civilización, felices  se abandonan con furor a la prehistoria de la humanidad, representada por esa visión destructiva que los sociólogos llaman marginalidad, porque está al margen, fuera de la racionalidad que permite el progreso de la sociedad.
 Tiempo oscuros y tenebrosos no ha tocado vivir hoy, solo comparable a la catástrofe de la “Guerra Muerte” en la naciente República de 1814, en que se demolió todo el orden colonial representado en 300 años de historia. El despotismo de una Rey viviendo a 5000 km. se cambió por la tiranía de unos caudillos que hundieron la naciente Republica en la más espantosa pobreza, que obligó a miles de venezolanos a huir para no morir de hambre, solo la habilidad y la inteligencia del general José Antonio Páez, un neo caudillo, permitió que de las ruinas de doce años de guerras surgiera Venezuela. La Independencia solo logró romper el vínculo con España, no trajo bienestar, ni prosperidad, ni mejoras en las condiciones sociales, los esclavos siguieron siendo esclavos y los amos se cambiaron de  Blancos Criollos a caudillos formados en la violencia de la guerra, del odio y el saqueo.

Más allá  de las similitudes históricas por el estado de catástrofe colectiva entre estos dos periodos, es evidente que el presente es más complejo y demoledor, venimos de un espejismo de prosperidad  petrolera, generador de más volumen  de divisas que el cacao, con el dólar más barato del mundo que puso al alcance de millones unas condiciones de vida muy superiores al resto de los países de América, incluso de Europa. En solo 20 años de primitivismo volvimos a 1814, a la abyecta miseria generada por las malas políticas,  al masivo desplazamiento de venezolanos huyendo de la pobreza, una brutal y acelerada modificación de hábitos de vida, de la abundancia, del “ta barato dame dos”, del viaje idiota para “raspar” tarjetas con  dólares baratos, para consumirlos en bagatelas, a la triste condición de no tener como cubrir las necesidades básicas de la vida, si desayunas no almuerzas, si compras la medicinas, no puedes comer.ni siquiera puedes  enviar los hijos al colegio, ni comprar unos zapatos, ni un repuesto para el auto que no puede circular, no puedes pagar el condominio y edificio se convierte en un rancho vertical, sin mantenimiento, ni ascensores, ni agua, ni iluminación. La vida hecha un caos después de conocer el bienestar es una tragedia.
De repente todos  entramos en la oscuridad total, ni siquiera la “Casa que vence las tinieblas” ha podido resistir el cerco económico  y la depauperización perversa, los profesores huyen y los alumnos desertan, su destino es cerrar, La universidad libre y autónoma no puede existir en este ambiente primitivo de barbarie, de marginalidad, de incompetencia, de soberbia e ignorancia. La ferocidad del salvajismo imperante  potencia el militarismo sobre la vida civil, el paramilitarismo, la idiotez con uniforme y sin cerebro.

  Hoy en Venezuela la inteligencia, en este pestífero ambiente, es un delito que puede costar la libertad o la muerte y muchos prefieren el exilio. Ese crimen de “lesa inteligencia”, al permitir que las universidades se mueran de mengua, solo es comparable a la quema de la biblioteca de Alejandría, la destrucción del principal centro del saber de la antigüedad, se impuso la barbarie ayer y dos mil años después en Venezuela se repiten el crimen contra el conocimiento universal y libre.
La Guerra a Muerte del año 1814 fue un error estratégico de los promotores de la Independencia, jamás pensaron las consecuencias al despertar el odio anclado, pero la debacle de la Venezuela del socialismo del sigloXXI es un plan premeditado, preconcebido, armado con paciencia para someter a la oscuridad y a la opresión a la nación con mayores recursos, con la finalidad de utilizar ese dinero para financiar una revolución contra el poder de los EE.UU. y de paso enriquecer a una manada que gobierna. El hambre y la miseria de hoy no es producto de una guerra económica de utilería, es la consecuencia de un plan forjado por Fidel Castro desde 1959,potenciado por el Foro de Sao Paulo y respaldado por la izquierda radical para ponerle la mano a la riqueza petrolera venezolana, el precio de esta locura inútil y demoledora lo pagamos hoy todos los venezolanos, incluidos los idiotas que siguen creyendo que  unos  salvajes con una camisa roja  son la esperanza de la humanidad y pueden hacer algo bueno, olvidando que  despotismo y salvajismo es su razón de ser. Deslumbran en los distintos países  con el verbo demagógico que explota las lacras y las manchas y prometen una nueva sociedad libre de males, pero al final es peor el remedio que la enfermedad, somos hoy los venezolanos el ejemplo vivo de esa fracasada política del engaño que aplica esa izquierda petrificada en el mal.

 Los venezolanos nos recuperaremos de la barbarie, eso es seguro, esto es un costoso accidente de nuestra historia  volveremos con un esfuerzo descomunal y con la ayuda del mundo a la civilización. Vamos a rectificar de los graves errores de un populismo embrutecedor y castrador que nos trajo este desastre.  Ese el tamaño del desafío que hoy tenemos los venezolanos. No es simplemente cambiar un gobernante despótico, primitivo y salvaje por otro para que sigamos en las mismas prácticas destructoras. Hay que hablarle claro al país, aquella Venezuela de la bonaza y el facilismo petrolero no volverá, solo queda apelar al esfuerzo colectivo, el trabajo enriquecedor, a la inteligencia y sobre todo a la disciplina en todos los órdenes, se acabó el bonche y el desmadre. El dinero que genere el petróleo no es para repartir bonos hambreadores con fines electorales, es para  la invertir en Educación, Salud, Seguridad Social e Infraestructuras productivas y pagar la inmensa deuda que hoy tenemos, gracias a la barbarie hecha gobierno.

 La novela "Doña Bárbara", obra de ese gran venezolano Don Rómulo Gallegos, se inspiró en una Venezuela primitiva, dominada por el despotismo militar de un caudillo que representaba la barbarie y el atraso. El mensaje de Gallegos fue hay que salir de este estado y construir un nuevo país libre de los “brujeadores”, de los mujiquitas, de todos esos personajes primitivos que dominaban la escena real de una ficción. La generación del 28 cumplió su tarea, nos toca  a los venezolanos de hoy cumplir la nuestra, si queremos en realidad tener una nación  llamada VENEZUELA.







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