EL ESPANTO Y LA CRUZ EN EL CAMINO.

    EL ESPANTO  Y LA CRUZ EN EL CAMINO


Aquella mañana fresca Carlitos Martínez había recorrido un tramo largo del camino a Quebrada de Cúa saliendo por Pueblo Nuevo caminaba sin prisa alguna, pensando en el baile de joropo al que asistiría el sábado siguiente en Aparay con el “Chirulí de Aragua”
__A baile pa bueno´__ pensaba, pero lo que más le venía a la mente y le martillaba era una mulata hermosa que bajaba de Aniagua, con la que había quedado comprometido para la noche del baile. La boca se hacía agua pensado en las enormes caderas de Carmen Rosa, aquellos labios finos, unos ojazos verdes claro y una tersa piel morena. A cualquiera, esa mujer lo podía volver loco, era el sueño de quien se creía un macho irresistible. En medio de aquellas cavilaciones cuando llega al viejo cotoperí de los Tabasque, ve hacía un matorral rodeado de hojas de un cambural, observó de lejos moviéndose en la fronda con cierta finura una figura femenina, la siguió con pasos rápidos, ella al ver que casi la alcanzan se detiene y le sonríe, se notaba despreocupada, de hermosas piernas, buen talle, un vestido vaporoso blanco, que se veía raído en las puntas. Carlos pudo observar una cabellera fina, resplandeciente, al acercarse nota un rostro pálido.

En ese momento observa que por camino viene un jinete con una mula gris, voltea nuevamente la mirada al cambural y la figura femenina no estaba, había desaparecido. Pasó el jinete y se saludan, Carlos al verse solo nuevamente se aventura por el matorral que da a la quebrada de Cúa. No hay nada, un vacío total, se sorprende al comprobar que aquella hermosa mujer se había esfumado.
Regresa al camino real y sigue su ruta al caserío que estaba a unos tres kilómetros, trataba de encontrar una explicación a esa aparición. Pasa el día trabajando en un hoyo de carbón que tenía en sociedad con los Leiceaga, Terminada su labor toma la determinación de regresar a Cúa por el mismo camino de Pueblo Nuevo. Caía el anochecer, caminaba tranquilo y sin sospechar que el mismo lugar del cotoperí volvería ver la figura femenina.

Se detiene junto a una cruz de camino donde había muerto muchos años atrás una mujer en manos de unos asaltantes y saqueadores durante la Revolución de los Azules, La cruz de palo tenía un montón de piedras, un cúmulo, pues todo el que pasaba tiraba una piedra al pie de la cruz como un homenaje a la difunta y para que su espíritu descansara en paz. Con los últimas luces se adentra por la quebrada, por el mismo sitio donde se había esfumado la figura femenina, descubre un camino paralelo a la quebrada hecho con lajitas y ladrillos de barro muy antiguos, detalla el extraño camino y descubre que entre las lajas colocadas de canto, habían huesos que semejaban una columna vertebral de un largo animal, pues el camino se extendía y en la medida en que caminaba la obra de calicanto y huesos era más perfecta y se veían limpia de yerbas y de hojas de los frondosos árboles. De pronto oye un extraño cántico, un coro en tono lúgubre que parecía latín, muy suave, pero en la medida en que seguía la ruta que marcaba el camino de piedra el canto triste se hacía más fuerte. Carlos entra en un estado de angustia al no saber de dónde venía esa extraña melodía, de pronto en un talud que formaba la quebrada puede ver con claridad a figura femenina que tanto le había llamado la atención en la mañana, es mismo traje blanco, el mismo peinado, armado de valor se acerca y  nota que solo tiene una pierna deforme y larga, ya no era la mujer escultural que había visto antes , con la poca luz del atardecer   se podía apreciar que no tocaba el suelo, sobresaltado se detiene, casi paralizado por el miedo que le produce esa extraña aparición , nota que la mujer se acerca y se va estirando su figura hasta tocar las ramas de árboles. Horrorizado comprueba que su rostro estaba lleno de una extraña pelambre que brillaba y los ojos se veían como dos tizones rojos. Carlos en un último esfuerzo le dice a todo pulmón:

___Ave María Purísima sálvame de este trance. Ánimas del purgatorio que Dios el saque de penas. En ese mismo momento se dejó de oír el cántico y se sintió un fuerte quejido que lo estremeció, cerró los ojos y pensó que había llegado su final, se hizo un silencio total, ni los grillos, ni las chicharras se oían, poco a poco fue abriendo los ojos y no había nada, el camino de piedras, calicanto y huesos ya no estaba, solo se percibía en el ambiente un fuerte y nauseabundo olor.

 Carlos regresó al camino, lanzó una piedra a la cruz, se persignó y muy asustado llegó a su casa. No quiso contar su extraña experiencia, guardó silencio. Pasaron los años, llegó el progreso, el camino se ensanchó y se asfaltó, la cruz desapareció, nadie recuerda el sitio donde estaba, pero por extrañas circunstancias, en esa curva del camino han ocurrido varios accidentes automovilísticos fatales y los que quedan para contar lo ocurrido indican que vieron una enorme mujer con un solo pie, con un vestido blanco hecho jirones, se atraviesa en la carretera y les hace perder el control del vehículo y caen al abismo.
EL ANTIGUO CAMINO HOY ES UNA VÍA ASFALTADA 

Dicen algunos que esa aparición reclama su cruz del camino, su homenaje de piedras y que mientras no se coloque esta cristiana señal en ese sitio, seguirán ocurriendo extraños accidentes, en el viejo camino que de Pueblo Nuevo lleva Quebrada de Cúa.


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