El circo Razzore en Cúa
A
Lola la mataron en la esquina del viento.
(Crónica-cuento)
La tranquilidad de
aquel pueblo donde nada pasaba, se vio interrumpida aquella tarde, después de tres
días de una pertinaz llovizna presagio de algo grande que tendría que pasar
aquel seis de agosto de 1950. Un año atrás había llegado al pueblo de Cúa el
famoso Circo Razzore, el cual había sido fundado por Don Emilio Razzore en 1936
y por incendio en un barco que lo llevaba de Cuba a Colombia naufragó y se
perdió todo el circo y murieron muchos de los artistas, incluidas la esposa y la
hija del señor Razzore. Unos amigos lo convencieron de reorganizar el Circo con
la ayuda de ellos y fue así como el nuevo Circo Razzore, retazo de varios
circos inició su gira por Venezuela a finales de 1948, con la finalidad de
reponer las perdidas, pues la moneda venezolana se cotizaba muy bien con
relación al dólar.
La gira se organiza
hacia el interior del país y entre los lugares escogidos estaba Cúa. Fue por
esas circunstancias tan especiales que llegó al Tuy el circo con sus diversos
espectáculos, atractivos desconocidos por la mayoría de los habitantes de
aquella región, con animales salvajes, trapecistas, payasos, malabaristas donde
los artistas mostraban sus mejores habilidades en la actividad circense.
El circo se ubicó para
sus presentaciones en un terreno desocupado cercano a la plaza Bolívar, se
instalan las carpas y hacen un desfile tan espectacular que aquel domingo hasta
el cura salió de la misa para ver pasar elefantes, tigres, leones, caballos
blancos con una hermosa mujer que los manejaba parada sobre dos caballos, era
según anunciaban una condesa francesa llamada Claude Valois, venía también un domador de fieras hindú que había
protagonizado una película, muy famosa en ese momento “El Ladrón de Bagdad”.
Una verdadera constelación de artistas, en el desfile del domingo destacaba una
mujer vestida con un traje de lentejuelas con una belleza que combinaba en
perfecta armonía las raíces del blanco, el indio y el negro, se veía en ella un
aire trágico, en un cuerpo escultural. Una mujer atractiva, con un halo de
displicencia que la hacía indiferente ante aquel mundo rustico que se podía
palpar en aquella Cúa de 1949.
La otra novedad en el pueblo era el rugido de
los tigres y los leones del Circo se oía hasta la plaza Zamora, durante los 15
días que estuvo el circo en el pueblo, los habitantes de los alrededores no
dormían escuchando el rugido de aquellas fieras, a las cuales para alimentarlas
se necesitó sacrificar 42 burros, los cuales se pagaban a 20 Bs. cada uno. Los muchachos de la escuela Zamora durante
esos días estuvieron más interesados en observar las fieras que en los estudios.
Gente del Tuy venían
ver las actuaciones, de todos los pueblos de la región, en la semana una
función diaria a las 7.00 p.m. los sábados y domingo 3 funciones, las entradas
tenían 4 precios, lo hoy podríamos llamar zona Vip, cerca de los artistas 8
Bs., las sillas de preferencia 5 Bs. un lateral en 3 Bs. y los últimos de la
galería 2 Bs. Los llenos eran totales en todas las funciones, los lunes era el
día de descanso y mantenimiento en el circo.
Todos los espectáculos eran de primera, el
domador hindú que lograba dominar las fieras e incluso meter la cabeza en las
fauces del león. Los caballos blancos de la escuela Viena una maravilla, los
trapecistas desafiaban la gravedad incluso sin la red de protección.
Pero entre el público
masculino el mayor atractivo era la hermosa mujer con aquel aire de tragedia en
el rostro, su gracia era colocarse frente a un tablero y alrededor de la sombra
que proyectaba su figura se iban incrustando puñales con cacha de marfil
blanco, cada cuchillo golpeaba la madera y se clavaba con la precisión de un
bisturí manejado por un experto cirujano, esa bella dama se llamaba Dolores
Vanegas, conocida por todos como Lola, su trabajo como ayudante de aquel hombre
que se vestía como el indio apache de las películas de vaquero fue una
exigencia que le hizo el jefe de seguridad del gobierno cubano del presidente
Ramón Grau San Martín al propietario del Circo para alejar aquella mujer del
presidente cubano, pues en medio de los
avatares políticos el presidente Grau se había vuelto loco por aquella
mujer, poniendo en peligro su vida familiar e incluso su permanencia en la
presidencia. Los allegados al palacio presidencial tomaron a la determinación
de pagarle una cantidad de dinero a la mujer y obligarla a salir de Cuba, sin
causar ruido y sin que el presidente lo supiera, simplemente se fue y le dejo
una carta de adiós. La policía para controlarla la embarcaron en el Circo y la
colocaron como ayudante del número de los cuchillos, los cuales a milímetro de
su hermoso cuerpo iban marcando su figura para asombro de todos los presentes
Desde el día del
desfile Don Rafael Ángel Acosta F. joven propietario la hacienda El Paso, una
de las más hermosas fincas ganadera del Tuy, la había heredado de su padre y
este sus mayores, se había quedado obsesionado por la belleza de Lola, la
cubana, como ya la empezaban a llamar. Don Rafael era el típico hacendado de
aquellos años, coleador, parrandero, guapo y con plata, un verdadero señor
feudal, un macho padrote que llevaba en un viejo cuaderno los nombres de las
muchachas que desvirgaba, las que salían preñadas y todas las que pasaban por
su alebrestada bragueta. Los hijos en el cuaderno sumaban 56, las vírgenes 130
y las demás integrantes de la lista eran seleccionadas, no todas tenían el
privilegio de aparecer en el cuaderno de la fornicación de Don Rafael Ángel.
Él en su caballo, con su dinero y con el arte
del coleo no había mujer que se le resistiera, era caprichoso con las mujeres,
pero sentía una atracción irresistible por las morenas de pronunciadas caderas
y protuberantes senos, con hermoso rostro y una cabellera negra y ondulante,
todas estas características adornaban a la bella Lola, quien además tenía un
don de simpatía y una manera perturbadora al mirar a los hombres. Don Rafael al verla quedó paralizado, era su
sueño, la mujer que siempre quiso poseer, una joya de supremo valor para su
colección de macho.
Desde el primer
encuentro empezó el cortejo para atraer a la muchacha, quien quizás, más por
razones de trabajo y miedo al hombre de los cuchillos, no se daba por enterada
de todas las carantoñas y requiebros que Don Rafael hacía para atraerla sin
ningún resultado. Se dijo él con la zamarrearía que lo caracterizaba.
___La culebra se mata
por la cabeza, voy a hablar con el hombre de los cuchillos.
Se acercó, como quien
no quiere la cosa, buscando entablar una conversación con aquel enigmático
sujeto, de quien solo se sabía que era un maestro lanzando los puñales, todavía
no había abierto la boca y el hombre de los cuchillos le dijo, en un acento
extraño
___Señor yo sé a qué
viene usted, lo presiento, su interés es en Lola, no es así.
Don Rafael jamás se
imaginó que la conversación empezara por allí, tartamudeo, se puso rojo, pues
no estaba acostumbrado a que se le tratara con rudeza, no encontraba las
palabras para responder, él que jamás se quedaba callado ante nada, ni ante
nadie.
___Mire usted, yo
simplemente quería hacer una pequeña atención a usted y a la gente del Circo en
mi hacienda, una ternera, un reconocimiento de nuestro pueblo a su arte.
____El lunes en el día
para no estorbar en su trabajo. -__ ¿Qué le parece?
El hombre responde sin
mucho entusiasmo :
____Déjeme consultar y ahora mismo le confirmo.
Fue así como quedó
acordada la fecha y la hora del encuentro.
Don Rafael mandó a
sacrificar dos mautes para darle de comer a todo el personal del circo,
contrató músicos y como se enteró que la Lola era cubana se llevó un conjunto
integrado cubanos, de los habían llegado 1937 a trabajar la agricultura en la
Colonia Mendoza. La fiesta empezó temprano, para Lola Don Rafael preparó un
regalo muy especial unos aros de puro oro cochano que hacía de zarcillos, una
joya única que le hizo con la urgencia del caso el famoso joyero Luis Rojas,
quien a pesar de vivir en Cúa tenía clientes de toda Venezuela y del extranjero.
Lola le agradó aquel
gesto, aunque estaba acostumbra a los halagos del presidente Grau y de otros
aristócratas cubanos, desde que estaba en el circo su trato era con un círculo
de gente ruda, empezando por el lanzador de cuchillos, quien tenía la misión de
evitar que Lola regresara a Cuba. Ella vio en el regalo una oportunidad de
salir del circo, de llevar una vida normal y poder regresar a Cuba. Vio en Don
Rafael un pasaporte para huir y un protector.
![]() |
Ramón Grau San Martín |
La fiesta empieza con
una canción muy de moda en aquellos años en homenaje a Lola “El carretero” una
guajira cubana de un famoso trovador llamado Guillermo Portabales. Don Rafael
se sentía muy contento y en medio del baile le hace una propuesta a Lola. Ella
le dice que se equivoca, que si quería algo con ella tenía que sacarla del
circo y llevársela a vivir con él.
Rafael se incomoda, no responde, el baile y
los tragos continúan, ya al comienzo de la noche Rafael le dice a Lola que está
bien que tiene una casa en la calle El Malabar y que allí la puede alojar.
El trabajo era convencer al lanzador de cuchillos,
pero no fue tan difícil se tranzo por unas cuantas morocotas y fue así como Lola
empezó a vivir con Don Rafael, quien se olvidó de su machismo y se entregó
enamorado a aquella mujer, ella también empezó poco a poco a quererlo y a vivir
un hermoso idilio. Todo dentro de un ambiente de demasiada tranquilidad.
La mamá y los hermanos de Don Rafael estaban
en pie de guerra contra la hermosa cubana, el pueblo escandalizado y
sorprendido como aquella mujer había podido someter y dominar a la fiera de Don
Rafael, quien a pesar de todas sus aventuras jamás se casó, ni adquirió
compromiso formal con ninguna de sus cientos de amantes. Veía por sus 56 hijos
para eso era lista del cuaderno.
La familia de Don Rafael
se enteró de la historia amorosa de Lola con el presidente cubano, de su viaje
inducido por los servicios de seguridad cubano, el control que tenían de su
vida para impedir su regreso a la Habana.
El servicio secreto
recibe informes que Lola presionada por las circunstancias a que la sometían los
parientes de su amante había tomado la decisión de regresar a Cuba. El jefe de
la secreta, preocupado porque una vez en Cuba Lola pudiese contar toda la
verdad al presidente y dejar muy mal al jefe policial., este comisiona a un
experto, a un sicario de aquellos años, quien tenía en su haber un intento en
la Habana de asesinar al líder de AD Don Rómulo Betancourt, utilizando una
jeringa cargada con veneno de serpiente, fue frustrado el atentado por rápida
reacción de Don Rómulo.
La fama de ese tenebroso personaje y su
cotización se vino al suelo por el fracaso del atentado. El jefe policial se
aprovecha de las circunstancias y le ofrece la oportunidad de reivindicarse y
el hombre acepta la misión de ir hasta Cúa y sacar de circulación a Lola antes
de que regresara a la Habana.
El sicario entra a Venezuela clandestinamente
y al llegar a Cúa se dedica a seguir los pasos de Lola para encontrar una forma
de cumplir su tarea, sin mayor escándalo, de la manera más eficaz. Comprueba que
Lola salía muy poco de su casa, que Don Rafael estaba con ella todos los días, pasaba
el tiempo y no encontraba el momento oportuno, hasta que un día lluvioso a las
2 de la tarde Lola sale de su casa acompañada por una muchacha que le servía,
llega a la plaza Zamora y la esquina El Viento entra de compras a la afamada
tienda La Negrita. Una hora dura aquella diligencia entre telas, zapatos y
detalles, sale de la tienda, la muchacha que acompaña va cargada de bolsas, el
sicario ve en ese momento la única oportunidad de cometer su crimen.
Exactamente a las 3 p.m. de aquel día lluvioso 6 de agosto de 1950 el criminal
cumple su trabajo, dos tiros bastaron, en el medio de la confusión nadie pudo
detallar la huida del sicario.
No se esperaba que
aquella historia de amor, la cual se inició como un capricho de un macho, que había
cambiado la vida de aquel hacendado, podía terminar en un crimen, tan extraño,
sin explicación. Ninguno imaginaba toda la trama de intrigas que habían detrás de
la muerte de Lola. Don Rafael quedó destruido, cayó en una depresión que lo
llevó a encerrarse en la casa de la hacienda y a no salir más, al año se fue a
sus tierras del Apure y jamás se volvió a tener noticias de él.
Lo que jamás se imaginaron en Cúa es que aquel
crimen por encargo que ocurrió en la esquina El Viento pasaría a ser el
acontecimiento más famoso de Cuba por muchos años.
Días después del crimen, el presidente Ramón
Grau San Martín, siempre recordando aquella mujer que lo había sacado de su
natural compostura, siempre preguntándose qué había pasado con su bella Lola,
estaba ese día presentado al país su informe anual de la gestión, por primera
vez ese discurso era transmitido en directo por la famosa radio Progreso de la
Habana y por primer vez, de manera voluntaria, casi todas las emisoras del país
se habían encadenado con radio Progreso, casi todos los cubanos estaban oyendo
el discurso del presidente Grau. Alguien discretamente se acerca al presidente
y le entrega un papelito con un escrito, Grau lo ve, hace un alto en sus
palabras y en tono de sorpresa, grita algo que nadie esperaba.
-____COÑO SON LAS TRES,
MATARON A LOLA.
Aquella imprecación se
oyó desde Pinar del Río hasta Santiago de Cuba, nadie sabía quién era esa Lola
que habían matado y que producía en el presidente tamaña sorpresa. Toda Cuba
empezó a preguntase por esa Lola, quién y porqué razón la habían matado y qué
tenía que ver el presidente con eso.
La prensa amarillista hizo de aquel hecho
el tema permanente, casi una radio- novela, cada periodista inventó una
versión, hicieron de Lola el personaje más importante Cuba por varios años,
incluso el gran compositor puertorriqueño Don Rafael Hernández, hizo una composición
dedicada a la muerte de Lola, de la cual hay varias versiones. Lo que nunca se
dijo fue la verdad, Lola no fue asesinada en Cuba, sino en la esquina del El
Viento de la población venezolana llamada Cúa, tampoco hablaron de la llegada del
famoso circo Razzore, no solo cargado de exóticos animales, de grandes espectáculos,
sino con la mujer más hermosa y mágica que ha pisado esta tierra.
Iba.. 18 de agosto del 2017
Muy buena la reseña histórica, muy buena la narrativa que se nota es hecha por un buen experto en la materia, un gran maestro conocedor de la historia cueña. Siempre me gustó esa canción de "LOLA", pero jamás imaginé que fuese cierta y que tal desenlace se hubiese dado aquí. Saludos.
ResponderEliminarDe verdad que me quedé encantado con su relato. Gracias...
ResponderEliminarExcelente su historia amigo Manuel...saludos
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
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