Cúa fue un pueblo ecológico Cúa Gentil.

                    CÚA FUE  UN PUEBLO ECOLÓGICO.
La bicentenaria ceiba de la Cruz Verde, patrimonio natural de Cúa.
este árbol está presente desde la misma fundación, era el cruce de caminos.

Hoy se habla de sustentabilidad y armonía con la naturaleza. 

Sus calles sombreadas por frondosos mamones (Melicoccus bijugatus) y cotoperiz (Talisia olivaeformis).

Hoy somos una selva de cemento y donde estaban los árboles ahora hay bolsas de basura. Destruimos nuestro río Tuy, contaminamos la quebrada de Cabulla, donde se obtenía la mejor agua potable de estos valles. Acabamos con los árboles en las montañas y los manantiales. Nos dedicamos con gran empeño a destruir la naturaleza.
Calle José María Carreño en 1980 todavía quedaban algunos árboles.


El pueblo de Cúa en la década de los años veinte se mueve entre la agricultura, la cría y el engorde de ganado, los grandes trapiches producían en papelón, aguardiente. Los trapiches de Marín y El Deleite montaron sendas calderas para la fabricación de azúcar moscabada. En la hacienda Marín por iniciativa de su propietario el señor j. Boccardo, cuyo nombre todavía se puede ver en los restos del antiguo torreón, se montó una pequeña fábrica, tal vez la primera de tipo moderno, de refrescos o gaseosas con sabor a cola, cuya tapa era una metra, tal como hoy se puede ver en las botellas de licor importadas, esa colita se llevaba a Caracas en sacos. Años después la fábrica se mudó a Caracas y la ubicaron en el El Milagro del Prado de María. La colita se vendía a tres centavos de bolívar con el nombre de “Cola Bernotti” La fábrica estuvo en ese sector hasta que se inició la construcción de la Avenida Nueva Granada en 1949.
 En 1924 llegó a Cúa por primera vez la energía eléctrica, para tal fin se montó, por iniciativa de un hijo de Juan Vicente Gómez, una planta generadora movida por la fuerza del agua de la quebrada de Tazón de Cúa, el objetivo de la empresa hidroeléctrica era dotar de electricidad a todos los valles del Tuy. La empresa se llamó Compañía de Electricidad de los valles del Tuy Compañía Anónima por acciones.
Calle José María Carreño en 1940 se pueden ver los mamones

 En ese año de 1924 el Presidente del Concejo Municipal de Cúa fue Don Teodosio Angelino y le suceden en el cargo Don Félix Henríquez, Don Gerónimo Otamendi, quien era de Charallave y el Jefe Civil, quien era la verdadera autoridad, pues representaba al Benemérito General Juan Vicente Gómez, era el Coronel Tomás Hugo Quiroba, una de las familias de mayor abolengo cueño desde antes del terremoto de 1878, tenía su residencia y casa de comercio al final de la calle Comercio, donde funcionó por muchos años La Purina y que hoy es un estacionamiento de la familia Requena.
Calle José María Carreño hoy sin un árbol.

El coronel Tomás Hugo Quiroba era un amante de la naturaleza, sin saber nada de ecología se dedicó con gran tesón al cuidado de los árboles del pueblo y del campo. Con el apoyo del Concejo Municipal se legisló sobre una materia que no era prioridad legislativa: “Proteger los árboles, las tierras y las aguas”. Claro está que el coronel Quiroba seguía el ejemplo que recibía del presidente J.V. Gómez, quien ordenó sembrar árboles en toda la carretera nacional que unía a Caracas, Los Teques y los valles de Aragua. Las primeras urbanizaciones que se hicieron en Caracas, Maracay, Valencia y Los Teques estaban obligadas a sembrar árboles en sus calles y a cuidarlos con cariño. Ya en Cúa las plazas Bolívar y Zamora, la calle de la Cruz Verde (Hoy General  José María Carreño) y Pueblo Nuevo, tenían muchos árboles, en la plaza Bolívar todavía quedan algunos mamones(Melicoccus bijugatus) de aquella época, en costado occidental de la Plaza Bolívar, el triángulo formado por Banesco y la panadería La Sifrina habían dos árboles emblemáticos de la Cúa de ayer el gran samán(Samanea saman), que ocupa el centro, donde hoy se estacionan carros y camiones ,ese samán venía del siglo XIX y tenía como protección un banco redondo que abarcaba toda la circunferencia del árbol, donde los cueños se sentaban  a su sombra a la charla y la amistad, el otro árbol que se llevó la mano de un progreso equivocado fue al árbol de Olivo criollo que todos llamaban “El Olivo de Don Carmelo”, pues estaba a la entrada de la casa de habitación de Don Carmelo Arteaga, en esa casa  se instaló el primer sistema de alumbrado con carburo que funcionó en Cúa y también de allí, del pie de ese olivo criollo salía para el templo la imagen de la Humildad y Paciencia, los martes santos de cada año.

Cúa desde 1904, en que empezó a funcionar el actual cementerio tuvo la buena fama de tener un bello cementerio con cuatro cuadrantes para la ubicación de las tumbas, allí se sembraron apamates de bella flor morada, (Tabebuia rosea); de amapolas de flor blanca(Brugmansia), algunos araguaneyes amarillos (Tabebuia chrisantha) s y el verde follaje resistente al verano del olivo criollo, Todavía quedan algunos restos de esa época de esplendor y de cuidado de la naturaleza.

El último ejemplar de esos árboles emblemáticos de Cúa, tal vez el más importante de todos por ser el más antiguo patrimonio vivo de nuestro pueblo es la gran Ceiba (Ceiba pentandra) de la Cruz Verde, testigo de 300 años de historia cueña. Debería ser declarado por las autoridades municipales Patrimonio Natural de Cúa.

Retomando la crónica del coronel Tomás Hugo Quiroba, quien con la Ordenanza para el cuidado de los árboles se dedicó a poner orden, quien cortaba un árbol sin autorización se le colocaba una multa, quienes botaban basura y perros muertos en las barrancas pagan una multa o les salía calabozo. La antigua costumbre de amarrar los burros, los caballos y mulas en los árboles de las plazas generó muchos ingresos a las arcas del Municipio. Por iniciativa del coronel Quiroba, con el dinero recaudado por las multas “ecológicas” le permitió dinero comprar, para bien de Cúa, un terreno donde estuvo ubicada una torre de madera donde se montó el reloj del templo destruido por el terremoto. Esa esquina de la calle Comercio donde también funcionó el primer cine de Cúa, cine silente, donde quienes querían ir a ver las películas, tenían que enviar desde la casa su silla de cuero. Ese terreno lo compró´´ el coronel a su propietaria llamada Tula Osío, quien era pariente cercana del gran pintor cueño Cristóbal Rojas En ese terreno se construyó una década después el primer mercado municipal de Cúa. Es importante destacar que gracias a esa iniciativa hoy el municipio tiene en propiedad ese terreno para darle un uso, el cual debería ser diferente al alquiler de unos locales comerciales, allí podría funcionar un centro cultural, una ciberbiblioteca, un auditorio, cualquier uso que beneficie a la comunidad.
Lavanderas a las orillas de nuestro río.

Esta crónica además de llevarnos a ese pasado de nuestro pueblo, esa memoria histórica que tanto necesitamos, tiene por finalidad rendir homenaje a esos grandes personajes de nuestro pueblo, que han hecho cosas buenas y que nadie recuerda, además desarrollar conciencia del daño que hemos hecho destruyendo a la naturaleza, cortando aquellos árboles que con amor sembraron nuestros abuelos y que con el pasar del tiempo que no le importaron a nadie, destruimos en 60 años nuestros valles y el  río Tuy. Nuestras quebradas que podían hasta mover una turbina hidroeléctrica se secaron, Es increíble la capacidad destructiva que hemos tenido, siempre invocando el falso progreso: Si no le ponemos “Un Parado” a esa actitud irresponsable y suicida nuestro mundo no durará mucho.
Río Tuy paso de Los Claveles en Cúa 1930


Un recuerdo para ese precursor de la ecología coronel Tomás Hugo Quiroba.

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