UN BEBÉ QUE LLORABA EN LA QUEBRADA DE LA VEGA.CÚA.

El bebé que lloraba  en el paso de la Quebrada de la Vega en Cúa.



Cuento.
Desde comienzos del siglo XX siempre que alguien se atrevía a la media noche pasar por la quebrada de la Vega para subir a la plaza Zamora escuchaban un bebé que lloraba desconsoladamente, mientras más cerca de la quebrada el llanto era más fuerte, muchos fueron los escucharon este llanto y ninguno jamás encontró al bebé, hasta un Miércoles Santo.

Un día del año 1935, una noche de luna en la Semana Santa de aquel año, Pedro García quien vivía por los lados de la Fila se quedó en la plaza jugando cachito, después de la procesión de El Nazareno, sin darse cuenta llegó la media noche y un poco “sarataco” bajó por la esquina de las Santaella, al llegar al paso por la casa de El Sepulcro en Chupulún, sonaron las doce en viejo reloj recién instalado en la torre del templo. Al llegar al paso de la quebrada Pedro siente un viento frio que le cala los huesos, le causa extrañeza ese frio en un pueblo tan caliente, en ese momento se escuchó muy cerca el llanto desesperado de un bebé. Pedro se asusta, pero al mismo tiempo dice para sus adentros” Yo tengo que saber quién llora”, no me voy a ir corriendo. Fue así como se detuvo al pasar a la otra orilla, casi de inmediato se sentía muy fuerte el llanto, Pedro camina por la orilla tratando de encontrar de dónde venían aquellos sollozos . Su gran sorpresa fue al pasar una mata de cambur, alumbrado por la luz de la luna, al pie estaba un niño negrito desnudo como el ébano , brillaba con los rayos de luna. Pedro nervioso se acerca al recién nacido y le dice:
Calle la Vega.

_” Quien dejaría a este niñito en este sitio” Para su sorpresa el bebé le responde:
__” Nadie me dejó aquí, vengo de muy lejos y a quien no le guste que  no pase por aquí. _
Se ríe y en una carcajada de adulto y muestra unos dientes y colmillos muy grandes.

Pedro siente que la piel se le eriza, empieza a rezar y saca del bolsillo una cruz pequeña de palma bendita que tenía, en ese justo momento el niño se para como un adulto corre hacia el curso de la quebrada y desaparece.
Pedro paralizado por la sorpresa sigue rezando y camina rumbo a su casa en la Fila, llega amaneciendo, no logra entender cómo puedo pasar cinco horas en trayecto de 1500 metros que había entra la quebrada y su casa.
  Pedro nunca entendió lo que pasó esa noche del Miércoles Santo del año 1935.
Quedó la leyenda, hoy nadie se atreve a pasar por esa quebrada, no por el llanto del bebé, que ya no se oye, sino por miedo a los atracos que allí ocurren diario.

 Cúa es un pueblo de mil leyendas.

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