LAS RADIO NOVELAS DE AYER. CRÓNICA

                  Cúa y la radio-novela El Gavilán.




En mis años mozos en las horas del mediodía podía ir desde la Cruz Verde hasta Los Corrales oyendo una radio novela que llamaban “El Gavilán”, (El defensor de los pobres y desamparados). Todas las casas, calle por calle tenían a radio Continente a todo volumen, los bares apagaban las Rockolas y solo oía en la radio, una voz engolada que gritaba Doña Elodia…, una vieja arpía que asesinaba con una cuerda de nylon.   Con una música de fondo muy conocida en aquellos años, era el protagonista de la radio-novela un   actor llamado Daniel Farías.
En las salas de la casa, el lugar de honor que ocupaba el radio Philco o General Electric, se tenía que hacer un silencio absoluto, nadie podía interrumpir aquella historia que permitía a cada quien, con absoluta libertad poner a volar la imaginación y recrear las acciones y los personajes, en tantas versiones como oyentes, esa magia la acabó la televisión años después.

Las calles de Cúa a la 1 p.m. quedaban vacías nadie se quería perder el capítulo de aquella radio -novela, quien tenía un auto y no tenía su radio se baja a oírla en cualquier negocio pues todos los habitantes, sin diferencias sociales, ni de razas oían embelesados las aventuras de El Gavilán. Los carritos de la línea Amigos de Cúa que viajaban entre la plaza Zamora y el terminal de la avenida Nueva Granada en Caracas tenían que tener su radio sintonizada en la emisora del dial 560. Una vez que terminaba la radio-novela todo volvía a la normalidad, era la radio el verdadero poder de aquellos años que imponía una dictadura de radio-novelas y complacencias musicales durante todo el día, pero ningún programa como El Gavilán.
La televisión no había logrado todavía su hegemonía, solo competían en el gusto de la gente el cine con su función de las 8.p.m., generalmente de películas mexicanas en las cuales llegaban las canciones que luego se pondrían de moda por la radio y ese aparato mágico que llamaban Rockolas Wurlitzer o Sinfonolas, conocidas en otros países como traga níquel o, velloneras.

 A la 1.pm. El Gavilán y de las 4.p.m. en adelante en los bares se oían las melodías de moda. Leo Marini: Yo vivo mi vida,20 años; Bienvenido Granda: Angustia y Traicionera; Julio Jaramillo, era el astro rockolero, si esos aparatos no tenían por lo menos 20 canciones jaramilleras no estaba en nada: Nuestro Juramento, Mi Muchachita; Rolando Laserie: Hola Soledad, Negrura; Antonio Aguilar El Aventurero; Pedro Infante Cien años, La Calandria.

 Los bares eran para los adultos del sexo masculino, los separaba de la calle una portezuela batiente que impedía ver desde la calle el pecaminoso ambiente, que casi siempre tenía un olor a cerveza y orines. Jamás “una muchacha de su casa” se le iba a ocurrir entrar a un Bar, eso no era bien visto. Ellas se sentaban en los bancos de la plaza Zamora para oír las melodías en competencia entre bar Continental de Don Luciano García, El Demócrata de Don Rafael Delgado o del bar Español de Don Miguel Borrajo. En la plaza Bolívar la competencia era entre el bar y arepera Caracas y los Almendrones. Allí las muchachas sentadas o dando vueltas oían las canciones que marcaban su vida, esas melodías hoy son la fuente de un recuerdo imposible de borrar, forman parte del subconsciente y cada vez que las oímos viene a nuestra mente aquella primera novia a la que invitábamos al cine y allí le podíamos tomar la mano o darle en la oscuridad un furtivo beso.

Así eran de sanos aquellos años, tal vez para algunos llenos de cursilería, lo que no se puede negar es lo delicioso que era esa cursilería pueblerina.



Comentarios

  1. Esa "cursilería" que tú llamas, me produce un sabroso recuerdo de esa querida Cúa, en la que tantos momentos gratos viví con sueños juveniles de amores que nunca cristalizaron, pero que hoy los recuerdo y los revivo con tu excelente "crónica". Gracias Manuel....!!!

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  2. Recuerdo que Don Oscar Caballero tenia un radio en la oficina de la casa rosada, que era marca creo Telefunken...no se dañaban nunnnca

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    1. Muchas gracias por su comentario. Esos radios eran marca alemana excelentes.

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