NO
HAY QUE PERDER LAS ESPERANZAS.
DE
LA ANOMIA DE SOBREVIVENCIA AL MILAGRO VENEZOLANO.
La
mal llamada revolución bolivariana llevó
a nuestro país a vivir en el peor de los limbos, el de ANOMIA DE LA
SOBREVIVENCIA, todo en Venezuela consiste en sobrevivir, el empresario, el
comerciante, el buhonero, la familia, la juventud todos, aún los partidarios
del gobierno, todos igualados en la pobreza vivimos inmersos en los niveles de
conflictividad de más altos que puede soportar la psiquis humana, la violencia
es la misma de un país en estado de guerra, la economía en estado de colapso permanente,
la crisis social agrega elementos de disolución y de ruptura del tejido social.
Las empresas se descapitalizan de una semana para otra, cierran, botan a la
calle a miles de trabajadores. La Anomía hace que otros se aprovechen de la
descomposición y todos los días aparecen nuevas formas de corrupción y de
delitos. Como el cobro de comisión a cambio de dinero efectivo en muchos
locales comerciales o los atracos con punto de venta, situaciones insólitas que
genera el estado descomposición moral.
Si
agregamos la debilidad institucional, el riesgo país más alto del mundo, la
inflación más alta del planeta, el mayor record de corrupción, la debilidad del
liderazgo opositor, la miopía de muchos dirigentes que prefieren autodestruirse,solo nos quedan excepciones en oposiciòn, liderazgos coherentes generadores de confianza que levantan la moral del pueblo . La oposiciòn es ciudadana no es monopolio de polìticos, hay que darle amplitud nacional más allá de los partidos , hay que hacerla un movimiento de las fuerzas vivas de la nación, consolidar un
liderazgo con más fuerza moral, parecido al
de Monseñor Rafael Arias Blanco, Arzobispo venezolano que asumió en 1957
la lucha contra la dictadura de Pérez
Jiménez y contó con el respaldo de los partidos y toda la nación. Si el Pacto
de Punto fijo hubiese sido solamente una cofradía de adecos, copeyanos y
urredistas, jamás se hubiese logrado un 23 de enero. Ese ejemplo histórico está
allí, para algo debe servir.
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Monseñor Rafael Ignacio Arias Blanco |
Pero
el grave problema hoy que tenemos los venezolanos como complemento de tantos
males es que nuestra economía mono productora, dependiente hoy casi en 100% del
petróleo no genera los ingresos necesarios para el sostenimiento de la economía
nacional, ni con los recursos necesarios para el cabal funcionamiento del
aparato del Estado, somos una nación que a pesar de tener las mayores reservas
petroleras del hemisferio occidental, pasamos de ser los mayores productores de
petróleo del mundo en 1954 a ocupar hoy apenas el 3% del mercado mundial y
además regalamos el 1 % para hacer demagogia y politiquería, con una tendencia
a bajar por la pésima y corrupta administración de PDVSA.
A
pesar de todo este tenebroso panorama Venezuela tiene el mejor potencial de
crecimiento económico de Latinoamérica, nuestro grave problema es el haber
colocado en el gobierno durante 18 años a una ideología de destrucción, de
haber empoderado a una clase de anti política, de discurso anticorrupción que
terminaron con el record mundial de corrupción y siendo los políticos más
nefastos, incompetentes y mentirosos que ha parido Venezuela en toda su
historia. Si a estos revolucionarios los hubiesen puesto a gobernar a los
Emiratos Árabes a Dubái o Arabia Saudita esos países petroleros estarían tan arruinados
como Venezuela. Caímos en manos de una plaga de populistas de izquierda apoyada
por una casta militar que lo único que aprendió en la Casa de los Sueños Azules
fue como hacerse mil millonarios en poco tiempo, no saben mucho de apresto
militar pero saben perfectamente cómo llenar sus alforjas en dólares sin dejar
rastros.
Venezuela
necesita salir de este KARMA en que hemos caído, necesitamos oxigenar la
política, el ambiente apesta, tenemos que darle señales al mundo que hay un
equipo de venezolanos dispuestos a trabajar sin tregua por una transición lo
menos traumática que se pueda que atraiga con responsabilidad la inversión que
el país requiere para salir del foso, sin una inversión de organismos
multilaterales que aporten los fondos para la reconstrucción no hay salida y tenemos
el respaldo que requiere esa inversión, no es un dinero que se despacharía en corrupción,
es el apalancamiento que necesitamos y tenemos como hacerlo, factor que otros
países no tienen, pero parece que no lo vemos así. Una señal de seriedad
económica, de seguridad jurídica, de garantía permitiría la repatriación de
miles de millones de dólares que hoy los
venezolanos tienen en bancos extranjeros y saben esos venezolanos que su dinero
tendría en nuestro país la rentabilidad que no tienen en otras latitudes. La palabra clave es CONFIANZA.
Si
vemos a Venezuela desde una perspectiva histórica somos un país en transición,
aún las desastrosas condiciones actuales representan una oportunidad de cambio.
Necesitamos una visión optimista que haga entender de una vez por todas que el
factor político y el factor económico pueden salvar a Venezuela si logran
armonizar un plan serio de reconstrucción nacional, lejos de la corrupción,
lejos del oportunismo politiquero y demagógico, con verdadero sentido de PATRIA.
Lo que hoy es un desastre absoluto, una vergüenza universal puede ser la
oportunidad de reconstruir unas bases fuertes para un país diferente, si las
élites se siguen viendo el ombligo y se ciegan
ante el futuro estaremos sumergiendo al país en un abismo de miseria
injustificada. Ojalá que los venezolanos preparados para liderar la transición
lo entiendan y apuesten a una nueva Venezuela y no al oscurantismo a la idiotez
que hoy vivimos.
REAHACER
A VENEZUELA para salir de la pobreza, el milagro venezolano es posible y nos
espera la historia en nuestros hijos y nietos para premiarnos o castigarnos.
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