10-01-1860-
Muerte del General Zamora en San Carlos.
23-09-1868- Manifestación de duelo de los Generales
Desiderio Escobar y Ramón García. Se procedió a la exhumación de los restos del
General Zamora en San Carlos.
(Fuente
periódico El Federalista N° 1538 del 10-10-1868)
18-10-1868- Carta de las hermanas del
General Zamora, Genoveva y Raquel
Zamora, donde agradecen el gesto de los Generales Escobar y García y hacen
referencia a la exhumación de los restos, los cuales yacían en una fosa
ignorada desde el 10 de enero de 1860 en San Carlos.
(Fuente
El Federalista N° 1545 del 19-10 1868)
21-02-1869- Se rinden honores a los
restos del General Zamora en la población de Mariara.
24-02-1869- Se rinden honores a los
restos del General Zamora en la población de Maracay, Valles de Aragua.
(Fuente Gaceta Federal de
Venezuela N°55 del 11-03-1869)
25-03-1869- Se rinden honores a los
restos del General Zamora en la población del Consejo.
27-02-1869- Decreto de honores a los
restos del General Zamora en la ciudad de la Victoria.
(Fuente Gaceta Federal de Venezuela N° 55 del
11-03-1869)
21 -04-1869- Honores fúnebres al
General en Jefe Ezequiel Zamora en los Teques. Oficio del Arzobispado de
Caracas donde se deja constancia, mediante acta de la entrega en depósito en la
Iglesia de los Teques de los restos del General Zamora.
(Fuente
períodico El Universal N° 3695 del lunes 1 de septiembre de 1919)
Libro de actas de Arquidiócesis de
Caracas.
Archivo Nacional de Venezuela 1919.
IMPORTANTE HALLAZGO HISTORICO
LOS RESTOS MORTALES DEL GENERAL ZAMORA
Desde principios de 1894 hasta mediados de 1893,
sostuve por
la prensa de Caracas (El Tiempo y otros periódicos) la larga y
ruidosa controversia sobre los restos mortales
del general Ezequiel
Zamora, todo lo cual forma un volumen de más de
trescientas
páginas, que conservo para ver de publicar algún
día.
En mayo de 1894 el general Crespo, Presidente
entonces de la
República y admirador de las glorias de Zamora e
interesado en
la controversia por todo lo que veía escrito, me
ordenó solicitara
en Los Teques los restos traídos allí en 1869;
por lo que escribí
al señor don Juan Bautista Alvarez sobre el
asunto y me
contestó favorablemente, y luego me dirigí a los
señores Zoilo
Rodríguez y Mariano Alvarez, el primero maestro
de Capilla de
la iglesia -de allí y el otro albañil de la misma
y fui personalmente
a Los Teques, el domingo 3 de junio siguiente, y
obtuve
de estos dos últimos, las contestaciones que
corren en El
Tiempo
número 372, de 6 del dicho mes de junio, es
decir, la constancia
de existir allí los restos del general Ezequiel
Zamora traídos en
1869, los cuales vi y ocurrí luego al cura y Vicario del Partido,
presbítero doctor Jesús María Ornes Mota y le
manifesté lo que
pasaba, para que se conservarán aquellos restos,
mientras el Gobierno
tomaba cartas en el asunto y resolvía lo
conveniente.
El plan del general Crespo era muy sencillo:
"reunir en el Panteón
los restos que estaban allí depositados como de
Zamora y los que
los azules trajeron en 1869 de San Carlos, que
estaban en Los
Teques", y con aquello quedaba resuelto el
punto a contentamiento
de todos los partidos; pues uno de los restos
tenían que
ser los auténticos; y con dicha operación terminaba la controversia.
Con aquel hallazgo mío en Los Teques, se pusieron
en movimiento,
todos los empeñados en hacer que los restos del
Panteón
fueran los verdaderos y les salí al encuentro y
vencí una vez más.
Volví meses después a Los Teques y no encontré
los restos.
Pasaron años y solicitando documentos sobre
Montepío en el
Archivo Nacional en junio de 1916, llegó a mis
manos un pequeño
expediente de los papeles del Ministerio de
Guerra y Marina
que no se publicó entonces, ni en la Gaceta Federal ni en los periódicos
de la época; expedientes importantísimos que
publicamos en
seguida, y que aunque tarde, prueba que los
auténticos restos de
Zamora fueron los traídos, a Los Teques en 1869 y
ratifica también
todo lo que me aseguraron los señores Alvarez,
Rodríguez y Alvarado,
a los veinte y cinco años, es decir lo que vieron
en 1869
El acta levantada como verá el lector, es concluyente,
pues el
cráneo estaba agujereado por el punto donde
recibió Zamora el
balazo que lo dejó sin vida, y fueron vistos
aquellos restos por
muchas personas respetables.
Esta publicación la hemos retardado, esperando
terminara la guerra
europea y como está dada la copia oficialmente,
en todo tiempo
es válida.
Caracas, 30 de agosto de 1919.
Manuel Landaeta Rosales
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