YA ESTE RÈGIMEN APESTA.



         No basta cambiar de gobierno, hay que construir la Repùblica.







El Estado venezolano se entregó a la renta petrolera y se  hipertrofió  como un monstruo paquidérmico, mal manejado, controlador, centralizador, corrupto e ineficiente. El modelo izquierdista socializante se agotó por falta de ingresos suficientes para sostenerlo.

Hoy se nos presenta con su  verdadera cara miserable, sin el maquillaje de los dólares, con los rasgos característicos del socialismo real staliniano y castrista  de escasez en todos los rubros alimenticios y farmacéuticos, con enormes colas para poder sobrevivir, con el empobrecimiento atroz de las capas medias de la población y la pauperización total de los sectores más pobres y el enriquecimiento vulgar de una minoría cercana al centro de poder.


Un Estado propietario de todo que llega al extremo de negarle la propiedad a quienes por razones diversas salieron favorecidos en el reparto gubernamental de viviendas. El Estado amo no quiere que nadie tenga nada para ejercer el control total sobre las personas.

Ese Estado que se propuso la refundación de la nación venezolana con un proyecto que se autocalificaba de Socialista Bolivariano con la misión ética de superar los males del capitalismo y llevar a los venezolanos a un paraíso de suma felicidad donde reinaría el amor y no el egoísmo de una sociedad mercantilista, con una Democracia participativa y protagónica. Todo eso no pasó de una declaración rimbombante de palabras bonitas, un caramelo con el corazón de cianuro. La realidad se impuso, la verdad de la propuesta era que funcionaba mientras tuviese el combustible representado por la renta petrolera, sin ese carburante no hay revolución, no hay felicidad suprema, ni democracia participativa, lo que hay es la destrucción de todo el esfuerzo de trabajo productivo de varias generaciones de venezolanos, con el trágico complemento de llevar al país a la quiebra moral, al empoderamiento del delincuente, con las consecuencias que padecemos hoy de altas tasas de criminalidad y violencia. Venezuela padece hoy lo peor de todos los mundos. Destrucción  económica, Híper-inflación, Híper-devaluación, Híper-corrupción, Súper-desempleo, muy baja productividad, desbordamiento del delito y la criminalidad y para mayores males la desesperanza psicológica.


Ese modelo, si lo hubo, se agotó, no pudo llegar a ninguna parte, destruyó lo poco que teníamos y quedamos en el aire, manejados por un Estado que ya apesta en su podredumbre, hemos entrado en una etapa de transición, aunque el gobierno no lo acepte, ni lo entienda y la oposición no esté clara en cuanto al camino a seguir y crea que todo se resuelve con un cambio de gobierno.

Deberíamos aprovechar la cruel experiencia que nos deja esta crisis para superar el modelo rentístico fracasado, pero eso es un tema tabú. Nadie habla de la necesidad de reducir el omnímodo poder del Estado representado en un presidencialismo napoleónico, con toda una estructura legal que solo fortalece el centralismo administrativo y desmantela el Estado Federal, es una de las tantas contradicciones del gobierno que se proclama Zamorista y  en la práctica  es  anti- federalista.

Hay que establecer con claridad cómo será el funcionamiento de la industria Petrolera. Escoger entre seguir como la caja chica del Estado y la alcancía de la corrupción o lanzarse  definitivamente como una empresa moderna de suministro de energía, incluyendo la energía alternativa, además abrirse a la participación accionaria de todos los venezolanos. El petróleo seguirá siendo por algún tiempo nuestra palanca de desarrollo, eso es inevitable. El gran desafío es aprovechar el apalancamiento petrolero para rehacer a Venezuela, no es un simple programa de ajustes al estilo del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional. La crisis es tan profunda que  necesitamos un Modelo General de Cambio Estructural, sacudirnos de la modorra y adormecimiento petrolero. 


Los diagnósticos del desastre están hechos, todos sabemos que el modelo cambiario no funciona, que es una fuente permanente de corrupción ¿Cómo lo vamos a sustituir? Cuál será la paridad bolívar- dólar; el gobierno perversamente ha permitido la dolarización de la economía en una sola dirección, la de los egresos, la de las compras pero los ingresos del 95% de los venezolanos es en bolívares devaluados, con lo cual es imposible encontrar un equilibrio y cada día que pasa el empobrecimiento del venezolano es brutal, el salario básico no representa ni el 10% del valor de la canasta básica, con una inflación que ya se acerca al 1000%. Una tragedia.

Las estatizaciones de miles de empresas privadas en estos 20 años son un fracaso y además un peso, pues las pérdidas las tenemos que compensar con el dinero de todos los venezolanos. ¿Qué vamos hacer con esas empresas quebradas? Mantener ese desaguadero o privatizarlas.


En Venezuela se produjo, gracias al modelo socialista implantado, el milagro económico al revés. Escogimos el camino de la pobreza, aceptamos la destrucción de nuestra economía con la apropiación, (No expropiación) de parte del Estado de tierras, haciendas, empresas , talleres, comercios, puestos de trabajo, ahorro de los venezolanos representado en una devaluación de la moneda, el estado como un vampiro económico se chupó la prosperidad de los venezolanos.

Necesitamos otro Estado para que Venezuela sea diferente, un estado descentralizado que aplique una política fiscal y monetaria coherente, que reduzca el gasto público a niveles decentes, que impulse una política realista de privatizaciones, que promueva el empleo de calidad por parte del sector privado, que impulse un nuevo modelo de seguridad social que no dependa de las dádivas populistas, ni de las miserias de una misiones demagógicas y generadoras de dependencia y control social. Un estado que proporcione seguridad jurídica con un entorno político estable que atraiga la inversión y con Estado que reduzca la criminalidad y el delito a su mínima expresión. El costo social que hemos pagado en estos 17 años de estatismo salvaje debe servirnos de experiencia para entender que el modelo no funcionó jamás, que colapsó y pretender mantenerlo con maquillajes, por razones de tipo político de corto plazo sería otro crimen.


Venezuela reclama un Estado que se ocupe de lo que le corresponde con responsabilidad y eficiencia: EDUCACIÓN, SALUD, SEGURIDAD Y JUSTICIA. Lo demás es cuestión del sector privado, el cual también debe reprogramarse y superar sus taras de parasitismo, dependencia de las finanzas del Estado, baja productividad, estar dispuesto a entrar en el mundo de la competitividad. Esa es la Venezuela que necesitamos. Esta  que padecemos hoy  se acabó, aunque el gobierno actual no lo entienda y pretenda prolongar la agonía del pueblo venezolano. La historia es IRREVERSIBLE. 









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