Valores Tuyeros Don Pablo Prado.

                                                  DON PABLO PRADO

Valores tuyeros
            LAS ÚLTIMAS ÑAPAS QUE SE DIERON EN CÚA.

Don Pablo Prado, comerciante toda su vida, nació en Cúa en 1913, hijo y nieto de pulperos, sesenta años estuvo en la esquina de la calle Zamora con El Silencio, hoy Juan España, hasta que el hampa lo obligó a mudarse a un pequeño local que más parecía un bunker que una bodega .Allí lo sorprendió la muerte con el pasar del tiempo.En aquellos años en que Don Pablo ejerció el comercio no se conocía la escasez, ni las  humillantes colas, ni esa plaga del mercado negro conocido popularmente como "bachaqueros". Los comerciantes de ayer, una lista muy larga que se recoge en otra crónica, eran personas influyentes, destacadas, preocupadas por los problemas de la comunidad, todavía la otra  plaga asiatica no se había apoderado de la actividad comercial, hoy tenemos un comercio despersonalizado, la relación del cliente con el comerciante se limita a la caja registradora, a una cola de gentes famélica,  a una autoridades que se aprovechan de su jerarquía para el abuso. En síntesis cualquier comparación entre el comercio de ayer y el caos de hoy, el presente no tiene nada grato para el recuerdo, serán las crónicas del dolor, de la humillación de un pueblo, del sometimiento por hambre, de la pobreza y de la escasez, Nada bueno que decir de este presente, será memoria ingrata, cuando esta pesadilla se acabe.
La esquina de Don Pablo Prado.


Volviendo a retomar la crónica grata, la memòria histórica de un pueblo que se nos fue, puedo afirmar con el mayor respeto que quienes tuvimos la dicha de conocer a Don Pablo reconocemos en él no solamente su perseverancia, su honradez y su bondad, también era un ciudadano ejemplar preocupado por el presente y futuro su pueblo, con una limpia y consecuente militancia política en el partido socialcristiano COPEI. del cual fue localmente uno de sus dirigentes eméritos. Don Pablo era un ejemplo para todos, un hombre equilibrado y justo, Lo mismo te podía vender el mejor queso llanero, bajo de sal, que darle un consejo a un joven que aspiraba hacer carrera en la política, también podía colaborar, en la medida de sus posibilidades, en algún proyecto o actividad comunitaria. Fue un ejemplo de ciudadanía activa, sabía perfectamente que la política influía en la vida de su comunidad y nunca quiso ser indiferente. Siempre participó, aunque nunca ocupó posiciones burocráticas, lo de él era el amor a su pueblo y su entrega a la actividad comercial en su bodega donde más que un pulpero era un comunicador de ideas, un hombre humilde pero con gran sabiduría con quien se podía uno informar de los últimos acontecimientos de la política nacional. Don Pablo Prado dejó huellas en nuestra comunidad y sobre todo dejó grandes amigos aunque tuviesen visiones diferentes a la suya.
Reunión de Comerciantes de Cúa, se pueden destacar a Don Pablo Prado, Don Ramón Espinoza, Don Luciano García, Don Domingo Borges, los hermanos Rodríguez, el Juez Caropreso Ponce, el padre José Munduante, Don José Guzmán.  El maestro León Guzmán, Don Antonio Mirabal, entre otros.

Todos los días estaba en su bodega desde la 6 a.m. en que se iniciaba la actividad del día barriendo hasta la acera del negocio. Vendía las granjerías que hacían las vecinas como conservas, almidoncitos, besos, jalea de mango, En su negocio se podía comprar el Kerosene, después de la llegada del gas para cocinar. Las marcas más extrañas de refrescos que habían desaparecido en todas partes, él como un mago las tenía, como Crema Soda, la chicha A1, Green, Bidú, Cola Negra. Las caraotas que vendía Don Pablo fueron muy famosas, pues venían del Yagual. Los Chaguaramos, La Providencia, cuando los campesinos dejaron de sembrar y ya no se encontraba sino caraotas importadas Don Pablo me decía: “Aquí en un tiempo lo que vamos es a padecer hambre, escasez, nadie quiere sembrar, todo el mundo se quiere ir a vivir en los cerros de Caracas”

El tradicional queso blanco llanero

Lo más famoso del negocio de Don Pablo era ese manjar tan venezolano el queso blanco llanero, nadie vendía en Cúa y sus alrededores un queso de mejor calidad, tenía una clientela cautiva de todo el Tuy, de Caracas y los Teques: para un venezolano lo que más añora fuera de su país es el queso blanco llanero, Don Pablo logró un queso excelente que amarraba a sus consumidores, hoy solamente el queso blanco que vende Ernesto Sánchez, a domicilio, iguala la calidad de aquel añorado de Don Pablo Prado.
La ñapa fue una institución en la bodega de Don Pablo no había compra que no tuviese su ñapa aunque fuese de caramelos, Don Pablo dio ñapas hasta que la inflación y los altos precios se lo impidieron, ya en sus últimos años Don Pablo decía:”Antes se podía vender medio de aceite y vinagre, hoy para comprar aceite o vinagre o cualquier tontería tienes que gastar cientos de bolívares, esto cada día va peor y llegará el día en que para comprar tendrán que llevar una mochila llena de billetes”. Palabras proféticas de un sabio.


  Con Don Pablo se nos fue una institución que nos venía desde la época de la colonia: La pulpería con sus ñapas, con sus olores, con sus sabores, con sus conversaciones, con ese sentido de la venezolanidad hoy desaparecido, Don Pablo se nos fue pero nos dejó un grato recuerdo, todos los cueños lo admiramos, lo respetamos y sentimos el vacío al pasar por esa emblemática esquina, en la cual, aprovechando el plan de reordenamiento de la calle Zamora debería llevar el nombre de Don Pablo Prado, con una placa conmemorativa y es posible que algún emprendedor asuma la iniciativa de montar una pulpería como las de ayer en esa esquina, como atractivo al turismo para la venta de granjerías y aquellos sabores de ayer, sería un éxito.
Honor a un cueño ejemplar de una Cúa que se se nos fue.


Comentarios

  1. Aquí estoy llorando...cuando llegue de Caracas hace 34 años ahí era que disfrutaba comprando y tomando una oranche cruch

    ResponderEliminar

Publicar un comentario