El Judio errante en Cúa



             La  leyenda del judío errante en Cúa.


El Santo Cristo colonial de Cúa

Ocurrió  algo extraordinario que contaban los abuelos de aquella población de Cúa, conocida por su prosperidad económica como la Perla del Tuy:

Por el camino de la Cruz Verde apareció de la nada una carreta asida a una vieja mula color ocre, adornada con cascabeles de colores que marcaban con su sonido seco  los descompasados pasos del animal de carga. La gente del pueblo veía como se acercaba aquella fantasmagórica visión, en medio de las humaredas que no permitían ver más allá de tres metros. Las candelas en los montes consumían toda la vegetación, el verano tenía varios meses, las cosechas se marchitaron, el ganado moría de hambre y sed y el río disminuido parecía un hilito de agua y los peces morían en sus orillas.
 Don  Luís  Uzcanga al ver la carreta cruzar en la esquina del viento le dijo a su ayudante de la pulpería:

___ Ave María Purísima.  Rara visión, pájaro de mal agüero, nada bueno trae a este pueblo  la llegada de ese carretón.
En la entrada de la Iglesia frente al terreno que hacía de mercado se bajó de la carreta un extraño personaje, con un sobretodo negro y un enorme sombrero alón, parecía un gigantesco pajarraco en medio del calor sofocante del mediodía. Sin conversar con nadie se dirige al templo, llega hasta el altar, empieza a llorar y a pedir perdón frente al Cristo que arreglaban para los pasos de la Semana Mayor. Las beatas encargadas de los trabajos se sorprenden, largo rato entre sollozos, arrodillado y gimiendo se encontraba aquel hombre. De pronto se oye una voz profunda que sale de la imagen del Cristo:
___ ¿”Me conoces”?
    Y el viajero compungido le contesta:
___Si.. Desde el pretorio de Pilatos
__ _¿Cartaphilus?
____! El mismo soy ¡
. Las beatas que presenciaron y oyeron al Cristo hablar con el extraño personaje, entran en pánico, corren hasta a la casa parroquial, jadeando, casi sin poder articular palabras, le cuentan al padre Céspedes lo ocurrido. Éste, sin perder tiempo se dirige al templo y se enfrenta con el extraño personaje y lo interroga:
__” ¿Quién es usted?”
__”¿ Qué busca en este pueblo?”
 El hombre levanta la cara y con una mirada de una tristeza jamás reflejada en ningún rostro, le respondió en verso como era su costumbre:



”Yo le di la vuelta al mundo,
  cumpliendo la profecía                 
 caminado sin descanso
 todas las noches y sus días

   Yo visité los Balcanes
    y viajé con Marco Polo
    luché con los Visigodos
    caminé por los Urales
    siempre en la vida muy solo
    previniendo a los mortales
   de los males más profundos.
   En Francia vi a Napoleón
   coronarse como un león
   Yo le di la vuelta al mundo

   Yo he vivido en los infiernos
   a donde van los impíos
   muy pequeño es este pueblo
    para tan grandiosos líos,
   renegar del Padre Eterno
   y porfiar en ese empeño
   es su mayor osadía;
   ya no habrá más alegría
   se destruirán los sueños
  cumpliendo la profecía

    Prontamente yo llegué,
    a estas terribles tierras
    más muertes  que en una guerra
    por renegar de su Fe
    verán los ojos de usted,
     abrir la tierra a sus pies;
     huyan los justos y mansos
    dejen atrás el rencor
    traten de encontrar amor
    caminando sin descanso.

      Cumplida está la misión,
       quiero dejar testimonio
       que este pueblo del demonio
       no tiene composición;
       sentirán gran aflicción
       los que en sus tierras vivían,
      ñapa de queso pedían
      a comer con papelón
       y yo acompañé a Colón
       todas las noches y sus días.
    

__”Genta mala e impía le harán a usted, lo que yo hice a ese  hombre que está allí en la cruz. Hasta la consumación de los siglos estaré pagando mi condena, pero debo decirle que este pueblo solo será el crujir de piedras, con sangre pagarán sus pecados. Si encuentra un hombre justo, éste los salvará de la hecatombe”.
Se paró el extraño visitante y caminó arrastrando los pies hasta su carreta y se regreso por el mismo camino por donde había entrado. Al día siguiente a las 8: 45 de la noche, del 12 de abril de 1878 se cumplió la profecía. Ya aquel pueblo próspero y pecador había desaparecido.




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