Cúa escenario de un un sangriento combate en 1868



                La Revolución de los Azules en el Tuy 1868
                           Manuel Monasterios.
Los descontentos con el ineficiente gobierno del mariscal Juan Crisóstomo Falcón, fueron aprovechados por el anciano general José Tadeo Monagas, quien lanza su manifiesto de unidad liberal, con su bandera azul que pretende cobijar a todos los opositores que  vieron frustrados y traicionados los postulados de la Federación.
En el mes de febrero de 1868 empezó la revuelta armada contra Falcón, quien se separa de la Presidencia de República para calmar los ánimos, entregándola al General liberal Manuel E. Bruzual. 
El Tuy por el camino de San Casimiro fue  invadido por revolucionarios azules, al mando de los generales Prudencio Vásquez y Desiderio Escobar con la finalidad de ocupar estratégicamente a las poblaciones de Cúa y Ocumare del Tuy.
Al amanecer del 14 de febrero de 1868, el paso del río Tuy por el camino de Los Claveles se vio violentado por un ejército de más de 200 hombres, entran al pueblo por la calle de las Posadas, hoy conocida como El Carmen, llegan a la calle Roscio, hoy calle Zamora a la casa donde funcionaba la jefatura civil y militar, que también hacía de cárcel. Sin mayor esfuerzo la toman y se instalan esperando la llegada de refuerzos.

El gobierno responde a los insurrectos guarnecidos en Cúa con una expedición bajo el mando de los generales Juan Francisco Pérez y Genaro Espejo. El 16 de febrero todos los habitantes amanecen resguardados, los jóvenes evitando la recluta forzosa se esconden en los montes. Las fuerzas del gobierno llegan por el camino de El Palmar y Tovar que conduce a Ocumare. Los revolucionarios les esperaban acomodados en los sitios altos cercanos a la quebrada de la Vega, por el paso de Lecumberry,  habían montado francotiradores en las torres del templo y en los alrededores de la plaza de mercado hoy Zamora.
El combate se hace muy duro a la hora del medio día, ya a los dos bandos se le habían agotado las balas, los muertos se contaban por más de cien. La batalla en gran parte se hace cuerpo a cuerpo a machete y lanza. No hay posibilidades de tregua. El general Prudencio Vásquez en un gesto de bravura, encabeza el ataque por el frente, tratando de repeler a un grupo de soldados dispuestos a la toma de la plaza y el templo, en esta acción desesperada recibe primero un tiro en la pierna, arrastrándose se protege al pie de un árbol, se mantiene un buen rato disparando, lo que permitió a general Desiderio Escobar organizar la retirada con los pocos hombre que le quedan con vida. Otro balazo acabó con la vida del general Vásquez

En las calles adyacentes al templo sólo se oía llanto, los heridos son auxiliados y llevados a un improvisado hospital de campaña que se instaló en la jefatura, hoy casa de la familia Fuentes Robles. No había suficiente madera para fabricar tantas urnas, los difuntos eran enterrados envueltos en sus propias cobijas. Uno de los médicos que le correspondió trabajar muy duro con los heridos fue el Dr. Cristóbal Rojas, padre del famoso pintor, quien apenas tenía 10 años. El cementerio se extendió hasta las barrancas de Chupulún.

La revolución de los azules triunfó, el general Monagas murió antes de tomar el poder y se abrió definitivamente el camino al poder para el general Antonio Guzmán Blanco.

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