LLEGÓ LA LECHE AL DÍA DÍA
El reino de los bachaqueros
CUENTO QUE JAMÁS ME IMAGINÉ TENER
QUE ESCRIBIR. Autor M.M.
Me gustan los cuentos y leyendas
de un pasado, lo cual para nuestra
desgracia y contra la lógica del tiempo fue mejor, quizás somos el único país
del mundo donde la mayoría de sus habitantes añora el pasado. La frase más trillada
es: “Éramos felices y no lo sabíamos”.
Este es el manifiesto del pesimismo, de la desesperanza de un pueblo que voltea
al pasado y no tiene forma de ver el futuro con optimismo, no hay peor
desgracia en la vida que estar convencido
que el pasado fue mejor que no hay futuro. Esa es la razón del éxodo de más de
dos millones de venezolanos, expulsados al mundo por la inseguridad, por la
ausencia de oportunidades, por el instintito natural de supervivencia, porque
quieren que sus hijos tengan una vida digna y segura. Venezolanos que no se
resignan a tener que hacer una cola de más de ocho horas para conseguir un
mendrugo, no soportan la humillación de tener que entregar su cédula, una
partida de nacimiento o cualquier otra estupidez que se ocurre a un burócrata comunista, los
que hablan de igualdad y jamás en su cretina vida hacen una cola. Clase media destruida,
disminuida, empobrecida, igualada hacia abajo en la miseria, profesionales “miserablizados”,
ni siquiera proletarizadas, hechos entes condicionados en una cola para no morir de hambre. Ya están tan
condicionados, idiotizados que las colas se hacen sin saber que van a comprar.
DE ESO TRATA ESTE HUMILDE CUENTO
QUE JAMÁS ME HUBIESE IMAGINADO ESCRIBIR.
Luisa despertó aquella mañana tan
cansada como si no hubiese dormido en cuatro días, no era para menos tenía ocho
días haciendo colas para comprar cuatro kilos de leche para sus niños y
solamente hasta ese día había podido conseguir solo medio kilo, después de una
batalla campal donde le rompieron el
vestido, le dañaron el celular y le dieron golpes y pisotones que le pusieron
el cuerpo como mango maduro mallugado.
Los lunes llega la leche al
Supermercado Día a Día de la Florida, la cola empieza a las cuatro de la
mañana, solo reparte 120 números, quien llega tarde y necesita la leche tiene
que comprar el número a un o una profesional de la “colería”, nueva profesión
que ha generado la escasez. La mayoría de las mujeres de la cola asumen aquella
desgracia con resignación. “La necesidad tiene cara de perro”, dice una joven
madre del Zanjón con un recién nacido encima, pues no tiene quien se lo cuide,
mientras ella dedica horas a la aventura de comprar dos potes de leche, le toca
darle el pecho al recién nacido, sentada en la acera, utilizando un pedazo de
cartón como sombrilla ya que no tiene bronceador.
Doña Flor un distinguida abuela
de unos setenta años dice entre susurros y rabia.
”_Esto es una humillación”,
“Aquí no hay respeto por las canas”, esto no
se veía en mis tiempos de moza”
En el preciso momento en que
tiene que entregar la cédula de identidad para comprobar que no se dedica al
mercado negro , conocido como “Bachaqueo”, que tiene más de ocho días sin
arrimar a la caja de un supermercado, ve que como con la mayor tranquilidad el
buhonero de la calle San José sale por una puertita lateral con una carretilla
con cinco cajas de leche, para complementar su inventario para el fin de semana, lo que aquí cuesta 30Bs.
allá lo vende por 150 Bs. a quien tienen para comprarlo y no están dispuestos a
“calarse” seis u ocho horas en una cola.
El Tsunami económico doblego
entre escasez y humillaciones a las familias cueñas, el Presidente dijo anoche
en su fastidiosa cadena, que los culpables de la escasez son unos “pelucones”
que le tenían montada una guerra económica al gobierno para desprestigiarlo. El
presidente dice que en las últimas encuestas que los venezolanos somos el
pueblo más feliz de la tierra y que su gobierno, a pesar de la campaña de los
“pelucones” cada día tiene más partidarios, que son muchos los venezolanos que
salen de las colas de los supermercado a manifestarle su respaldo, e incluso su
firma para solicitarle al gobierno imperialista de Obama respeto .No habían pasado
dos minutos en que Luisa había terminado aquella profunda meditación, inspirada
en las palabras del señor Maduro, cuando llegó una moto china con su respetivo
motorizado y su parrillero y gritaron para que todos los oyeran :
__”Semos del colectivo los ojos
del supremo”—Con su permiso gritaron e ingresaron al negocio, como Pedro por su
casa, irrespetando a quienes estaban desde las 4.00 a.m. haciendo su cola, tomaron,
sin pedir permiso a nadie dos cajas de leche. Un empleado del supermercado les
dijo que eso era imposible hacer y que debían cumplir con la normativa vigente.
El más flaco y joven le grito a todo
pulmón al empleado
__Cállate pajuo o te quiebro.
Todos en silencio absoluto, sin
chistar, vieron como los dos malandros salían con sendas cajas de leche y el
policía que representa a la ley estaba en ese momento tomando café y no vió la
acción hamponil. A los pocos minutos se presentó y ante la protesta de los ciudadanos de a pie, solo reaccionó con violencia y lanzó una bomba lacrimógena, sin importar que hubiesen niños, ancianos o enfermos en la cola.Duro el policía con el pueblo y muy suave con los motorizados.
Cuando Luisa llegó a
la caja a cancelar sus dos potes de leche la cajera le dijo:
__Lo lamentamos por orden
superior, eso en cualquier supermercado la orden superior es la voz de Dios,
solo puede llevar un solo pote de leche,
para que pueda alcanzar para todos los que están en la cola.
Luisa dijo para ella misma,
aunque se reventaba de rabia:
__ No puedo llevar la leche para
los muchachos pero soy feliz porque tengo patria y antes no tenía ni eso.
----Mañana creo que van a vender
leche donde los chinos, me levanto más temprano para comprar la lechita que
necesito.
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