Guaidó regresa ahora con un Occidente democràtico en su retaguardia, es decir con una Europa y una Norteamérica más comprometidas con la democracia venezolana.
Guaidó no vuelve a Caracas con las manos vacías. Viene con todo ese apoyo internacional y con el respeto de nuestra gente que ha visto en él su coraje y valentía. Hay que valorar lo que hemos logrado, nada fàcil.
Ya está claro que no se deben sembrar esperanzas de una salida fácil. Como Churchill, Guaidó debe decirnos: “No tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”. Y eso es lo que tenemos que entender los venezolanos: sin esfuerzo no saldremos de esto. Eso de esperar ver el cadáver del enemigo pasar, rezar para que Trump nos invada o que el Grupo de Lima nos resuelva, así como insistir en que lo que hay que hacer es invocar normativas y convenciones para que otros actúen, no va a pasar. El "comodismo" de muchos y criticar no resuelve nada frente a un règimen totalitario y malandro.
Winston Churchill, ante el espectro de la guerra
le prometió al pueblo inglés sangre, penurias, sudor y lágrimas. Venezuela vive
en estos momentos una guerra civil moderna soterrada, con muertes, privaciones
y sufrimiento fratricida. La promesa posible es de poner fin a esta guerra y
comenzar la reconstrucción, la reingeniería de la nación, llegar al fin
del gran “bonche y desmadre petrolero”.
Pero eso se comienza reconociendo en un mea
culpa colectivo las razones que iniciaron dicha guerra. Comienza cuando se
reconozca la urgente necesidad de sacudir el modelo rentista que nos hizo un
pueblo petróleo-dependiente, cómodos todos, desde el seudo -empresario que no
produce nada y se aprovecha del crédito blando para guardar dólares en un banco
de USA, hasta la conformidad del
“raspacupo”, la idiotez del “bachaquero” y el flojo que vegeta en la dádiva,
todos viven del repele que genera una
mega corrupción con un sistema cambiario
hecho para robar.
Si los
venezolanos no estamos convencidos que tenemos por delante sacrificios muy
duros para salir del caos y ese esfuerzo colectivo deben llevar la economía al
mercado real y global, para el que nunca nos hemos preparado , si queremos
seguir dependiendo del petróleo, no hay nada que hacer, seguiremos dando tumbos
, salimos de una mafia política y entra otra que seguirá adueñada del Estado
venezolano para hacer un uso discrecional de los recursos que genera el
petróleo, porque en otras áreas de producción no hay la ganancia rápida y fácil
que produce tener un dólar barato el
cual permite importar todo e impide producir lo más elemental.
No es
simple solicitarle a quien tiene el poder total, con el control absoluto del
ingreso petrolero que renuncie legalmente a lo que los venezolanos en nuestra
psiquis del botín creemos es casi un derecho natural. En Venezuela no tenemos
una democracia, solo hemos desarrollado un sistema de gobierno de ocupación del
Estado y la Presidencia de la República tiene más poder que un emperador mongol
y ejerce una violencia simbólica que ha permitido en el tiempo legitimar
prácticas clientelares, prebendarías y corruptas que se legitiman
electoralmente. En los últimos años el sistema corrupto cayó en manos de unos
aventureros, arribistas y ambiciosos personajillos disfrazados de
revolucionarios, quienes en su actuación combinaron la máxima corrupción posible con la máxima
ineficiencia que se pueda encontrar en el mundo, despojaron al poder del poco
pudor que quedaba y se fueron por la calle del medio en la más descarada y abyecta
corrupción posible, las consecuencia de ese sancocho de podredumbre es lo que
estamos hoy padeciendo en Venezuela. Los vicios estructurales hoy son descomunales
y mataron la gallina de los huevos de oro que inventó en 1934 el Dr. Pedro
Tinoco (padre), ministro de Gómez quien
puso en bandeja de plata a los gobernantes el dólar barato, el cual hemos
mantenido durante 80 años, pero se acabó la “manguanga”.
Si tuviésemos el mínimo de la sindéresis que se requiere para administrar
una nación aprovecharíamos la ventaja competitiva de tener el dólar real más caro del mundo en este
momento para producir y exportar a precios que pondrían a temblar a los chinos,
pero no ha sido así y no nos preparamos para nada. Nuestro presidente va por el
mundo dando lástima, como un jugador de casino, arruinado buscando unos
préstamos, como mendigo, para seguir botando y viviendo como millonarios que jamás han trabajado.
Hay que
entender que hemos empezado a vivir el período post-petrolero y el gran desafío
es reconstruir un país sin tomar en cuenta el ingreso petrolero para el gasto
corriente. El ingreso petróleo solo se
debe invertir solamente en Educación, Salud, Seguridad Social y mejorar la
calidad de vida de los venezolanos. Pero eso requiere un gobierno totalmente
distinto a los hemos tenido .Máxima eficiencia con máxima honestidad, un
gobierno que esté dispuesto a renunciar al rentismo fiestero y corrupto, que
haga del trabajo productivo su única filosofía. Si queremos una Venezuela
diferente no basta cambiar de gobierno hay que cambiar paradigmas en todos los
habitantes de este país
Venezuela
no es un botín, las finanzas públicas no
son un pozo sin fondo, los electores no
pueden ser asistentes de tercera al banquete para recibir las migajas.
Venezuela puede ser otra, pero se necesita como
dijo el primer ministro inglés Winston Churchill.” El futuro inmediato
es de Sangre Sudor y Lágrimas” y esa oferta no les gusta ni a los líderes,
ni al pueblo. Ese es el círculo perverso
que nadie se atreve a romper.
Se requiere el esfuerzo de todos, incluyendo a los que ahora odian a Guaidó, a los que la han celebrado pero poniéndole condiciones, y a los que están sumidos en la desesperanza. Somos todos o ninguno.
Cada uno de los venezolanos debería saber que quien ofrezca algo diferente de lo que Churchill ofrecía a los suyos, lo está engañado.
NO HAY SALIDA MÀGICA.
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