Una historia real que ocurriò en Cùa a finales del siglo XIX.



MANUELITO BARCO Y SU ENFRENTAMIENTO CON LOS HEDDRICH. (familia de comerciantes alemanes radicada en Cùa)






CÚA FINALES DEL SIGLO XIX, COMIENZO DEL SIGLO XX 

Los pueblos necesitan de los mitos y leyendas para reafirmar su relación telúrica su sentido de pertenencia, que sería de Grecia sin su Olimpo, de Roma sin su loba. Cada pueblo tiene sus leyendas y forman parte de nuestros referentes, el peligro reside en pretender que los mitos sean las realidades que rijan la vida  de  los pueblos. Simón Bolívar fue un hombre de carne y hueso que marcó la historia de Venezuela, pero no puede ser el oráculo del siglo XXI. Igualmente ocurre con cualquier figura histórica, están allí, inspiran, fortalecen pero no podemos terminar en idólatras
“Una leyenda es una narración de hechos naturales, sobrenaturales o una mixtura de ambos que se transmite de generación en generación en forma oral o escrita. Generalmente, el relato se sitúa de forma imprecisa entre el mito y el suceso verídico, lo que le confiere cierta singularidad”.
“Se ubica en un tiempo y lugar familiares a los miembros de una comunidad, lo que aporta cierta verosimilitud al relato. En las leyendas que presentan elementos sobrenaturales como milagros, presencia de criaturas feérica  o de ultratumba, etc. y estos sucesos se presentan como reales, forman parte de la visión del mundo propia  de la comunidad en la que se origina la leyenda”.
 Esta leyenda de MANUELITO BARCO es una de las más famosas de la Cúa de ayer, un hombre solo con un rifle, desde el suelo hace frente a varios alemanes de la familia Heddrich, la más poderosa de Cúa en aquellos años y la vence. De niño la oía en boca de mi padre, hasta que un día la leí en un corrido que hizo nuestro poeta vernáculo Don Juan Alberto Paz (JUBER) llamado “Corrido de Manuelito Barco”, el cual publique en 1980 en la revista “TESÖN” el cual digitalizo para los lectores, ese corrido es la inspiración y guía de este cuento-leyenda “Manuelito Barco”, el cual espero sea de sus agrado.
La memoria es el alma de los pueblos.
EN LA CALLE DE LA CRUZ VERDE ESTABA LA CASA DE MANUELITO BARCO( ALA IZQUIERDA)





EL DESAFÍO  DE UN CUEÑO A LOS PODEROSOS ALEMANES.














Cuentan los abuelos que en Cúa y sus alrededores no había un hombre más valiente, un tirador más certero, lo que llamaban un cristiano con “tabaco en la vejiga” que Manuelito Barco. El relato es basado en hechos reales, solo la imaginación literaria complementa algunos pasajes en el cuento, lo cual no es más  que un testimonio escrito de una tradición oral.

Los hechos ocurrieron en Cúa, a finales del siglo XIX, algunos personajes cambian de nombre, pero el enfrentamiento entre Manuelito   y   los   alemanes   lo   contaban   nuestros ancestros.






Manuelito Barco, llegó a su hacienda de Las Yaguas con el fresco de la mañana montañera, había salido de Cúa en su caballo gris a las 3,00 a.m., casi tres horas de camino, pudiendo pasar por Onza y ahorrarse dos horas, pero los “Musies” alemanes tenían el paso cerrado, además tenían     unos  enormes  perros  pastores,  que  habían  importado    de
Hamburgo y unos vigilantes armados que devolvían a quienes se le ocurriera tomar ese camino vecinal, más corto a Las Yaguas y las otras haciendas cafetaleras de la zona.
Manuelito pensaba mientras hacía el largo trecho:

    Cómo es posible que uno tenga que aguantar esta humillación en su propia tierra, unos “carazos” que llegaron al pueblo después del terremoto y se aprovecharon de la tragedia para comprar fincas, casas y negocios a precio regalado.


    Es cierto que los alemanes son trabajadores, pero tienen en  su cabeza unas ideas de superioridad, ellos creen que aquí todos somos indios de guayuco, con sus perros y sus hombres armados, nosotros los nacidos aquí tenemos que salir como perrito roñoso, con el rabo entre las piernas; soportar sus arbitrariedades y decir amen.

    Están muy equivocados estos “musies”, yo les voy a enseñar a respetar a los hombres. Aquí no valen tribunales, porque la justicia  tiene precio, ni pactos de caballeros porque ellos no respetan a nadie, solo el rigor del plomo que les haga temblar puede cambiar esta situación.

    No me enfrento hoy porque no puedo pisar peines, quien sabe si me tienen montado en el camino una emboscada y me tiren por “mampuesto”.

    Ya estoy cansado, he tratado de dialogar, pero los hermanos Hendrich son como mulas, cuando se les mete una idea no hay quien les haga cambiar. Para ellos solo valen sus razones.

    Les he ofrecido vender mi finca o comprar la de ellos y nada.


   Ahora  Natividad,  el  encargado,  me  manda  llamar  con  urgencia._
¿Quién sabe para qué?

En medio de aquellas cavilaciones se encuentra con Pedro, el arriero de la Providencia, quien también lleva el mismo camino.

       ¿Cómo está Don  Manuelito,  _veo  que hoy madrugó    para llegar temprano a Las Yaguas?

     Así es Pedro. ¿Tu como estás?

       Caminado más que un llanero perdido. Los alemanes nos tienen “fuñios” desde que trancaron el camino real, tenemos que dar este “vuelton”para llegar al pueblo.

    Los González de La Providencia y Don Antonio de hacienda El Toro, están pleiteando en los tribunales con los “Musies”, pues según dice un abogado de Caracas, esa es una servidumbre desde la época de los españoles y nadie la puede cerrar.

    Eso es así Pedro, eso que dice el abogado es verdad. Yo intenté un juicio en los tribunales de Petare, que son los que tienen la facultad,  pero un juez terminó dándole la razón a los Hendrich, gasté un platal para nada .El juez se transó con ellos.

    Aquí la justicia se tasa en pesos de oro.

     Podía seguir el juicio en  los tribunales de Caracas.

   Pero Yo no boto más plata en eso. Ni estoy dispuesto a gastar más pesos en abogados.

   Te aseguro que en una semana volvemos a   pasar por el camino de Onza.
Como fue toda la vida


   Mire  Don  Manuelito  cuídese  que  lo  están  cazando  y    lo  pueden “malográ”.

    Además, tenga cuidado con el negro Apolunio, el que vive en la vuelta de los loros, mire que es brujo mañoso y trabaja para los “musies”, últimamente lo han visto bajar al pueblo todos los viernes, “a según”, se mete al cementerio del pueblo, porque trabaja con los difuntos. Hace semanas que carga un perro negro que no le desampara ni de noche ni de día, los que saben dicen que es mismo Satanás.


    Pedro, le agradezco la información pero yo tengo la contra para quienes trabajan con el mal, una reliquia con la oración del Hermano Penitente, “no le entra ni coquito”. Me la preparó Pedro Páez de Curiepe. Además un rifle Smith & Wilson de repetición

    Don Manuelito usted recuerda a la negra Felipa, hermana de  Apolunio, la que tenía una bodeguita por Los Claveles, esa mujer también es bruja, la vieja se metía en el cementerio extraía huesos de muerto que usaba para sus trabajos. La dulcería como los besos, conservas, catalinas y almidoncitos llevaban sus dosis de huesos “trabajaos” y los adquirían quienes deseaban amarrar a un hombre o a una mujer, mediante influencias maléficas. En el mostrador tenía un frasco con guarapo fuerte que contenía los huesos de la mano de una señorita difunta. En un cuarto montó un altar con cráneos o calaveras adornados con cintas rojas, verdes y negras. Alfonso Díaz, quien vivía en Macaguita, murió con la barriga llena de sapos, en pleno velorio le empezaron a salir por la boca unos bichos peludos que llenaron el mortuorio de esos asquerosos animales, los familiares los mataban a palos y lo quemaban en el patio. Ese fue un daño puesto por esa bruja, un encargo que le hicieron de Tazón,”por comer carne ajena”.


La hija de Ña Josefa, quien estaba preñada y a punto de parir, después de comer los dulces y beber ese guarapo de Felipa, , parió un muchacho que tenía dos cabezas, el niño era algo nunca visto, esa noticia se regó por todo el pueblo pero nadie se atrevía a verlo porque según decían era un engendro del diablo, cuando terminaba una cabeza de llorar, empezaba la otra, la pobre muchacha se volvió loca, lanzó al recién nacido al río y ella también se ahogó en “El pozo del Caro”.

    Si Pedro yo conozco de esas histórias, recuerdo cuando en el pueblo se enteraron que la bruja se robaba los huesos de los difuntos, reventando las tumbas, una turba llegó hasta Los Claveles y le  quemaron el rancho, la buscaban para darle su merecido y lo que vieron fue un pájaro negro que salió volando. Y jamás se supo de  su vida.




   Cuanta gente tomo chicha y  guarapo en ese rancho    elaborado con canillas de muertos.



    Le informo Don Manuelito que a esa bruja la han visto en el rancho de Apolunio, algo traman esos diabólicos hermanos.



Manuelito Barco era un hacendado que había peleado en varias guerras bajo las ordenes del General Juancho Guerra, tenía fama de ser uno de los mejores tiradores, con una certera puntería, rapidez de movimientos y valentía para enfrentar al contrario, jamás se le veía retroceder en el combate, tenía don de mando, pero con un carácter muy violento. Cuando se enojaba no respetaba jerarquía y largaba a los superiores  con fuertes palabras, En medio de un combate en la famosa batalla    de


la Victoria, su jefe inmediato un coronel de apellido Padilla ordena la retirada porque se veían perdidos  en  manos  de  un  escuadrón  volante Manuelito, con el grado de Capitán, porque su carácter no le dejaba progresar, en la carrera de las armas, le grita al Coronel Padilla:

    Usted es un cobarde, yo no doy un paso atrás,  huya  usted  si  quiere,    ” coronel culo cagao”.
Se baja de la montura y con un rifle automático, empezó a disparar contra las milicias enemigas, en menos de cinco minutos había detenido el avance, los muertos y heridos en el bando contrario se contaban en más de una docena.
La determinación de Manuelito cambió el destino de aquella batalla, quienes se marcharon en retirada fueron los soldados del bando contrario. Esta acción le ganó el reconocimiento del propio General Guerra, pero al mismo tiempo generó una fuerte reprimenda por parte del General, por el irrespeto al coronel Padilla y como complemento un castigo de quince días en el calabozo .Al cumplir su sanción manifestó que se sentía mal, pues el paludismo lo tenía azotado y se alejó de las guerras civiles para dedicarse a los negocios y las haciendas de la familia.
En el campo de los negocios y de la agricultura había progresado mucho en poco tiempo, compró dos haciendas cafetaleras en Aragua, la casa comercial de Cúa era atendida por los hermanos. Su principal ocupación era la producción y exportación de café. En aquel momento todas las fincas estaban con muy buena producción y el precio del café era optimo, además le había conquistado, con habilidad comercial, varios clientes a los alemanes, entre los productores de café, a los que les compraba la cosecha en pie. Su problema era el paso libre  a  la Hacienda Las Yaguas, pues los hermanos Hendrich lo impedían, con    lo



cual las cosechas eran difíciles de sacar y la hacienda perdía su valor inmobiliario



Al   llegar  a   Las  Yaguas   el   caporal  le   recibe  con  varias  noticias desagradables:



    Don Manuel, alguien está entrando a los cafetales en las noches para tumbarle las flores a los cafetos y perjudicar la cosecha. La casa de la hacienda está llena de garrapatas, “puestas”, traje a José Ramón el curioso de la fila de San Jorge, el que “quita los males “echados”, ensalma a los “picaos” de culebra y los gusanos del “ganao” y hace el bien sin mirar a quien. El curioso dice que esas garrapatas “echadas” son difíciles de quitar porque el trabajo está “ayudao” con la fuerza de los difuntos.


    ¿Que otra noticia tienes Natividad?

     Don Manuel en las noches se siente en esos cafetales como si estuviese un ejercito de recogedores trabajando, se oyen gritos  llamando gente por su nombre, se escuchan rastrillos y golpes  de hacha, pero en la mañana lo que aparece en el suelo son las flores, como si el trabajo fuese tumbarlas, lo único que he visto al amanecer es un perro negro que sale del monte y agarra el camino.

    Que vaina Natividad, los alemanes también creen en brujería, como  es posible que esa gente con ese grado de cultura estén favoreciendo hechiceros, no se conforman con cerrar el camino, sino que me quieren arruinar mediante el uso de supercherías.

    Pero están jugando con macagua  yo no soy pendejo, ni cobarde.


   Ahorita  mismo  arreglo  esto  con  el  “mentao”  brujo  Apolunio y su hermana Felipa.

    ¿Qué  vamos hacer Don Manuelito?

     Buscate unos peones , “gente resuelta”, que no le teman a brujos, vamos a ver si es verdad que Satanás trabaja con ellos. Nosotros por nuestra parte vamos protegidos por el “Gran Poder de Dios”.
Natividad se buscó cuatro hombres de probada confianza, además les acompañaba el curioso José Ramón quien llevaba los elementos necesarios para evitar que los daños y mañas de los brujos los perjudicara.
A las nueve de la mañana, tomaron el camino a la Vuelta del Loro, siete hombres en mulas y caballos, iban dispuestos a enfrentar a los brujos, porque pensaba Manuelito que ellos eran los instrumentos que estaban utilizando los alemanes para destruirlo y causar tantos daños en la hacienda Las Yaguas.
Cuando llevan más de media hora de camino, se dan cuenta que están pasando nuevamente frente a los corrales de Las Yaguas, no había forma, ni manera de saber como habían caminado en redondo para  estar en el mismo lugar de donde habían partido media hora antes. El reloj en la leontina de Manuelito marcaba exactamente las 9,00 a.m. No habían salido todavía, el tiempo no existió, la vida se marcaba en redondo, aquello era una locura sin explicación lógica que erizaba la  piel. Dos de los peones dijeron que ellos no seguían porque en eso tenía las manos el Demonio.




Manuelito enfatizó      gateando!!!


¡Llego  a  la  vuelta  de  los  Loros  aunque  sea


José Ramón empezó a rezar sus oraciones y les dijo:     Oren conmigo:

Levantó San Bartolomé / Pies y manos se lavó / después que el gallo cantó / su bastón de oro cogió / Su camino caminó…. Después que terminaron aquella oración de San Bartolomé el que venció al Diablo, empezaron a rezar la oración de San Cipriano:
San Cipriano ruego preservarme de todos los maleficios, arterías, perfidias de Lucifer, ciudad a la vista…… También la oración de San Expedito, el Credo y el Padre Nuestro.
 La casa blanca de la izquierda fue la residencia de Manuelito Barco



Vuelven a partir después de rezar varias oraciones y encomendarse a todos los Santos y al Gran Poder de Dios .toman el camino, alertas ante cualquier sorpresa, poco a poco hasta que a lo lejos avistan el rancho de los brujos, cuando ya están por llegar, por el camino viene un perro negro, con los ojos como dos tizones, con cara de animal rabioso, botando espuma blanca por la boca, se lanza el perro sobre el caballo de José Ramón, este logra antes de que el perro le muerda, bañarle un solución preparado con Agua Bendita, cuando el líquido cae sobre el lomo del animal, empieza a echar humo y con unos aullidos se desvanece, se esfuma delante de todos. Manuelito y sus acompañantes suben a la colina donde está ubicado el rancho, no hay nadie dentro.
Manuelito golpea la puerta y penetra, en la sala había un altar montado, con velones negros y varios muñecos con agujas. José Ramón también ha entrado al rancho  le dice a Manuelito:


    No toque nada hasta que yo le diga.

El curioso empieza los ensalmes y las oraciones, los pocos minutos unas auyamas que habían en el  altar reventaron, bañando el  lugar con     un


liquido pestilente, color a tierra amarilla, los velones repentinamente subieron las llamas y se consumieron en menos de un minuto, el altar y el techo de gamelote agarraron candela y el rancho se tornó en una  gran fogata, en ese mismo instante empiezan a salir de las llamas, macaguas de todos los tamaños y siete narices que se van al monte, nubes de murciélagos. En el cotoperí, estaban dos pájaros inmensos parecidos a dos urracas, observando todo lo que pasaba. Manuelito y José Ramón les disparan en cruz y los dos pajarracos caen al  suelo,  José Ramón con una estaca larga los arroja a la candela del rancho donde el fuego los consume.
Una vez que el rancho de los brujos desaparece entre las llamas y solo quedan los restos chamuscados, Manuelito y sus acompañantes regresan a la Hacienda Las Yaguas.
Lo primero que hace el “Curioso” de la fila de San Jorge es acercarse a las paredes de la casa para ver las garrapatas, no hay ni una, revisa todas las paredes y comprueba que han desaparecido y entonces dice:

    Los brujos murieron, El Diablo los abandonó, lo comprueba la ausencia de garrapatas, ni siquiera el perro tiene, esta mañana estaba “cundio”. Gracias al Poder de Dios y la ayuda de San Bartolomé y San Cipriano. Hay que prenderle sus velas.



Manuelito dice:   Tengo que regresar a Cúa, todavía me falta arreglar   la cuenta con los alemanes. Me deben mucho y ahora es que van a  saber quien es Manuelito Barco.
Natividad le dice::     ¿Por qué camino se va?


    Me regreso por el camino de Onza, vamos a ver si los perros y los guardias de los alemanes nos van a impedir el paso.

Manuelito, Natividad y dos peones toman el camino de  la  hacienda Onza, están bien armados y dispuestos a enfrentarse con los vigilantes. El camino es sombreado de guamos y bucares. Llegan al lindero y se encuentran con el “falso” que tiene una cadena con viejo candado, de un solo tiro Manuelito rompe el candado, abren el “falso” y penetran el camino que atraviesa la hacienda Onza, propiedad de  los  Henddrich Todos van alerta, lo primero que encuentran son los cinco perros que vienen dispuestos a devorarlos, apenas los ven, cinco disparos casi al unísono y los perros quedan en el camino, sirviendo como comida para zamuro. No hay vigilantes, unos se escondieron en el monte otros se fueron a Cúa a informar de lo que estaba pasando. Manuelito continúa  su regreso al pueblo, deja Onza, pasa por Palmira vía La Palma, por el camino real. La ruta más corta.
Mientras tanto dos vigilantes llegan a la casa comercial de los alemanes, ubicada en la plaza del plan de San José, era uno de los negocios más grande y próspero de la población, había logrado superar las ruinas del terremoto, su actividad comercial era el procesamiento y exportación de café. Importaban de Alemania, las maquinas movidas con fuerza hidráulica para procesar café y trapiches su principal competidor era Manuelito Barco y su familia.
Los vigilantes le informan a don Otto, el mayor de los hermanos, lo ocurrido con el rancho de los brujos.
Se reúnen los cuatro hermanos y les pregunta quien había hecho tratos con los hechiceros de la vuelta de los loros.



Luis, el hermano menor, dice que el habló con  Nicanor, el  caporal,   éste le había dicho que era la mejor forma de salir de Manuelito y le dio licencia para tratar con Apolunio...

   Como  tomas  una  determinación  de  este  tipo  sin  consultar  con nosotros, le dice Otto.

   Si consulto no me autorizan, ustedes no conocen el poder de esos brujos y no creen en ellos.

    El problema Luis es que Manuelito viene en este momento para Cúa con intenciones de enfrentarnos con las armas Ante esa verdad no hay brujo que valga. Somos nosotros los que tenemos que dar la cara, te  das cuenta de tu error.

   No   podemos   huir   como  unos   cobardes,  lo   vamos  a   esperar preparados.

      Ustedes dos y Luis se van a la casa del lado y no hagan nada hasta que yo les ordene.Dice Otto.



Manuelito llega a Cúa por el paso del río Tuy, entra por el calicanto y sube por la calle Roscio hasta llegar a la plaza donde están las ruinas de la iglesia, que derrumbó el terremoto, allí les dice a sus acompañantes que el sigue solo, su problema con los alemanes lo resuelve sin compañía, no vayan a pensar que les tiene miedo.
Ya casi todos en el pueblo sabían que Manuelito venía a retar el destino, desde mucho tiempo atrás se decía que Manuelito enfrentaría a los alemanes, era común que en los bares se hablara de una pelea que todavía no había ocurrido, como un hecho consumado, no se sabe quien empezó a contar aquello, pero todos lo tomaban como algo normal    en


pueblo donde nada ocurría. Cuando vieron a Manuelito pasar por la  plaza sobre su caballo gris, un jugador de billar en el bar de Juan García dijo:

    Llegó el hombre, hoy la “pelona” saca su tarea.

El chisme, de la presencia de Manuelito se regó como pólvora, ya eran casi las cinco, la tarde estaba clara sin señales de lluvia. Pedro, el mandadero de Don Santana, corrió hasta el negocio de los Hendrich y  les gritó:     ! Ahí viene el hombre!!!
Munuelito cruza la esquina del Viento y llega al negocio de Don Pancho Quiroga, se baja del caballo y le dice que le venda una caja de balas  para el rifle Winchester, Don Pancho si abrir la boca, le entrega las  balas.

   Manuelito le pregunta por la familia, por su salud.

   Don Pancho le responde que todo está bien y le dice:

    Manuelito no era necesario llegar a esto, te están esperando agazapados, ya el “pavoso” de Juan del Carmen está agitado como un zamuro, en la esquina de la plaza, afirma que va  a  recoger  tu  cadáver.    Manuelito, tu solo no puedes con ellos.

    ¿Cuantos son?   Pregunta

     Creo que seis o siete según dijo Doña Carmen quien pasó y    los vio cuando se acomodaban.

   Si  tu  me  autorizas  puedo  hablar  con  Otto  para  resolver esto sin sangre.

   Mire Don Pancho yo le agradezco sus buenas intenciones, se que usted  aprecia  a los Barco,                           pero ya esto llegó al  llegadero, si     yo


“reculo” me tengo que ir de este pueblo por cobarde, nadie me va a respetar. Aquí en Cúa si a uno le pierden el respeto es peor que estar muerto, porque hasta los limosneros se pueden burlar de uno en la cara.

    Esto no tiene vuelta atrás, ellos lo saben. Si me matan, yo no me voy solo. Estoy seguro que Luis Fernández, el carpintero,  fabricante  de urnas tendrá trabajo.

     Cuídate Manuelito.

    Hasta luego Don Pancho.

Manuelito antes de salir del negocio de Don Pancho Quiroga, carga el rifle, con cierta parsimonia, revisa su treinta y ocho, se acomoda el sombrero y se monta nuevamente en su caballo gris, Toma el centro de la calle del Comercio en dirección a la Plaza del plan de San José, donde lo esperan los alemanes atrincherados en las puertas del negocio y en las ventanas de la casa vecina. Llega a la esquina de la calle del templo nuevo, el sol le da de frente en la cara, a menos una cuadra lo esperan, todas las calles están solas, nadie se atreve a colocarse en la posible línea de fuego. Manuelito está tenso con la mano derecha en el rifle recién cargado, presto a lo que vendría inexorablemente. Con la vista fija en esquina de La Florida.
En esta esquina de Cúa ocurrieron los hechos narrados en esta leyenda

Cuando el jinete pasa frente a la casa de los Lugo, a unos 20 metros de la primera ventana, los nervios traicionan al menor de los Hendrich  quien apunta con un revolver a Manuelito, se oye el primer disparo, sin que Otto ordene, la bala atraviesa el cuello del caballo, el otro disparo le da en una pierna a Manuelito. Caen el animal y el jinete al empedrado de la calle, La sangre del equino baña el suelo, dando la impresión que caballo y jinete están acribillados. Sin embargo Manuelito se parapetea detrás  del  cuerpo  del  caballo  agonizante  y  empieza  un  tiroteo   sin


tregua.con su rifle. El primer disparo de Manuelito entra por la frente de Luis, el menor de los Hendrich, quien estaba en la ventana más cercana,”no dijo ni pío”, el segundo disparo penetra por el ojo izquierdo de uno de los vigilantes, también cae muerto “en seco” Los alemanes arrecian el ataque con armas de diverso calibre, pero Manuelito solamente tiene hasta ese momento, la herida en la pierna, Caen muertos otros dos hermanos, los cuales estaban a más de 50 metros y otro vigilante herido.

A los quince minutos, tres alemanes yacen en charcos de sangre dentro de la casa y el negocio de la Florida, un vigilante muerto y otro herido. El único que no ha sufrido con la puntería de Manuelito es Otto, el hermano mayor; quien está desesperando, sin saber que hacer.
Aparece por la calle del templo nuevo un cura, con su sotana, ondeando una bandera blanca, era el padre Francisco, párroco de Cúa, solicitando una pausa. Los hermanos de Manuelito aprovechan la presencia del cura y se acercan al herido. Don Pancho Quiroga llega a la esquina con el Dr. Rafael Osio y le revisa, solamente tiene la herida de la pierna, la cual no es grave, entra el doctor al negocio de los alemanes y se encuentra con cuatro muertos y un herido que es atendido inmediatamente.
A Manuelito lo trasladan a la casa de sus familiares en la Cruz  Verde para las curaciones. El Jefe Civil y Militar General Ramos con su secretario se apersona en la casa de los Barco, le dice al herido:

   Esto es una tragedia muy grande, jamás se había visto en este pueblo tamaña barbaridad

    ¿Usted está claro de las consecuencias de este hecho?


_General Ramos, si no me defiendo me estarían velando este momento, usted puede interrogar a todo el pueblo, me tenían montada una emboscada de siete contra uno.

    Menos mal que tengo buena puntería, me querían masacrar, pero no contaron con mi experiencia de tirador en combate, eso fue lo que me salvó.

   Yo soy un hombre responsable y corro con las consecuencias   de mis actos.

   Bueno, apenas pueda caminar  y  montar, lo tengo que  remitir    a la cárcel de Ocumare, por ahora queda arrestado en la casa.

    ¿Qué va hacer con los “Musies”?

     Hay que velar y  enterrar a tres, Otto el único sobreviviente también va preso.

     Te das cuenta que la violencia solo trae desgracias.

     Ese consejo hubiese sido muy bueno para los alemanes   Mi general

Pasado el tiempo Manuelito Barco fue trasladado en calidad de preso común a Ocumare del Tuy, donde estaba la cárcel principal. Su expediente años después, llegó a manos del General Gómez, quien se interesó por lo ocurrido, quiso conocer al corajudo que se enfrentó a siete hombres. Solicita que lo traigan a Caracas.
Lo sacan de la cárcel. y lo conducen a una entrevista con el General .
General Juan Vicente Gómez




    Y vos solito  enfrentaste a siete hombres armados y estás vivo.


     Eso es cierto Mi general. Suerte que uno tiene, no me tocaba ese día.

     Cómo le parece, yo pienso que un hombre de sus condiciones no debe estar en la cárcel.

     Me han leído su hoja servicios militares y su expediente y    usted es valiente, además su acción con los alemanes fue en defensa propia.

     El problema es el señor cónsul de Alemania, quien tiene buena amistad con mi gobierno y está defendiendo los intereses de sus paisanos.

     Yo aprecio su temple,  los hombres “embraguetaos”, ya se acabaron.

     Vamos a mandarlo con un cargo militar, no como preso, para el Amazonas,  después  que  pase  la  marea,   podés   regresar   al  centro.   ¿Acepta usted? Es un servicio a la causa de la paz

     Mi General su voluntad es una orden.

     Pues no se hable más del asunto. Ya el General Pérez tiene las instrucciones necesarias.
Así fue que Manuelito Barco, se incorporó como coronel al servicio de Gómez en el Territorio Amazonas, donde le correspondió combatir al terror de aquellas selvas: Tomás Funes.
Cúa 01-06-06

Día de San Simeón.

Comentarios

  1. carajo soy de cua nacio en la calle zamora le doi gracias al amigo monasterio por la historia q acabo de leer de manuel barco un hombre justo y con bolas , la muerte llega tarde ho temprano para ser valiente es tener bolas y no terle miedo a muerte, ,,,,,,, mi nombre williams rodriguez artega mil gracis

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