DON MIGUEL Y SU HAREM
DE ESCLAVAS EN OCUMARE DEL TUY
Manuel V.
Monasterios G
En el sector Súcuta
cercano a Ocumare del Tuy el mantuano Don Miguel de Ascanio tenía una hacienda
cacaotera con muchos esclavos, en 1761 dos esclavas de dicha hacienda van a
declarar ante el Obispo Diego Antonio Diez de Madroñero oriundo de Extremadura
en España. Era conocido por su severidad y celo religioso contra las conductas libertinas
muy abundantes en aquellos años. Además este Obispo es el fundador del pueblo
de Cúa, mediante decreto especial en que ordena el traslado de la población de
Santa Rosa de Marín a su actual ubicación en el sitio de la cuana.
Las esclavas se habían escapado de la hacienda
de Don Miguel e informaron que un hombre llamado Francisco de Ascanio abusaba
de ellas con trato deshonesto, El nombre de las esclavas era María Matías de
Jesús y María de las Nieves, ambas esclavas de Don Miguel de Ascanio. Ellas explican
que vivían en una casa de hacienda de Súcuta y que en residencia vivían muchas
mujeres esclavas domesticas y que el mayordomo Francisco de Ascanio un zambo
posiblemente hijo o sobrino de Don Miguel, era costumbre en esa época que los mayordomos y encargados de las haciendas eran
hijos del amo en alguna de sus esclavas. Las mujeres acusaron formalmente con
asesoramiento de un escribiente al mayordomo de comerciar carnalmente con todas
las esclavas, pues les ofrecía bagatelas a cambio de favores sexuales y las que
se negaban eran forzadas y castigadas con el cepo y el látigo por el mayordomo.
De este trato deshonesto con las esclavas el zambo Francisco de Ascanio ha engendrado varios hijos. Según afirmaban las
esclavas escapadas que el mayordomo vivía en esos momentos con ocho esclavas y
que las tenía a todas en la misma casa compartiéndolo todo.
Visto los hechos,
considerados muy graves el Obispo Diez de Madroñero en el año de 1762 ordena a
don Miguel de Ascanio propietario de la hacienda que retire al mayordomo Francisco de Ascanio
de la hacienda y lo prive del trato y comunicación con cualquier esclava, de no
cumplir la orden los llevaría a ambos ante el Santo Oficio. A esa orden don Miguel como fiel católico no quiere
problemas con la Iglesia, obedece la orden del obispo y pone fin al harem
de don Francisco.
Estas situaciones eran
muy comunes en esa época, el Dr. Francisco Herrera Luque en su libro “Los
Viajeros de Indias” nos dice: “El conquistador español sintió un afecto
particular por sus esclavas, más de un señor repasaba el número de sus esclavas
todas las tardes al dormir la siesta. Los españoles prefirieron desde el primer
momento a la negra por su mayor zalamería y emotividad” Así se originó el
proceso de mestizaje, ese café con leche que somos los venezolanos. A veces más
café y en otras más leche.
Lo interesante de éste caso es que haya
quedado suficientemente documentado para la historia.
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