EL PACTO CON EL DIABLO
Por Manuel Vicente Monasterios G.
Desde el inicio de los tiempos está presente, en todas las culturas, la lucha entre el bien y el mal. En el imaginario popular la figura del mal adquiere nombre y apellido, la literatura recoge bajo diversas formas la agonía de esa lucha, de los pactos y de las ambiciones. El Dr. Fausto, Mefistófeles, Florentino y el Diablo. Francisco el Hombre, el acordeonero del vallenato que vence en duelo musical al mismo diablo. Desde la Patagonia hasta Norteamérica la tradición y la leyenda se mezclan con las creencias populares.En nuestros pueblos hay leyendas que perduran en el tiempo.
Don
Agustín Martinez tenía 15 días de agonía, luchaba con la muerte, pero fuerzas
extrañas impedían a ésta cumplir su cometido, habían momentos en que el
moribundo se paraba de la cama y daba ordenes, como era su costumbre, no
parecía afectado por ningún mal, por el contrario se veía enérgico, haciendo
planes para mejorar los potreros de una de sus haciendas, hablaba con José
Manuel García, su jefe de caporales, para que aprovechara el verano y trajera
de Calabozo cien reses que le tenía en deposito Don Sebastián Llamozas. Una
hora después estaba en cama, sin reconocer a sus familiares, ardiendo en
fiebre, gritando que le trajeran al cura y que sacaran de la habitación a ese arriero de sombrero y cobija negra que
no lo dejaba tranquilo. Don Agustín en su agonía mantenía una conversación con
un personaje que por su vestimenta parecía llanero de los de antes, pues lucía
alpargatas, garrasí, mandador y capotera.
A
las 6 de la tarde hace su entrada a la casa de los Martinez el padre Jesús
María, con viático y campanillas, anunciando la presencia de la Sagrada Eucaristía,
lo conducen a la segunda planta donde estaba el enfermo, apenas llega el
sacerdote, los gritos se oyen hasta en la plaza cercana, con un lenguaje
indescifrable, solo se podía entender el nombre de su hijo mayor Adán, quien
estaba en la capital.
___Tráigame
a Adán
___Saquen
al arriero.
Esas
dos frases en medio de una andanada de insolencias y una lengua desconocida.
Apenas
el padre Jesús María oyó al enfermo dijo: ___Está hablando en latín, por la
pronunciación es un latín clásico, el cual no se habla desde hace más de 2000
años.
__Le
pregunta a Misia Rosa esposa de Don
Agustín, si éste había estudiado en algún seminario de Roma, ya que esa ciudad
era el único lugar del mundo donde se estudiaba esa lengua madre, con su
primitiva pronunciación.
Misia
Rosa responde: ____Que yo sepa no, padre, él nunca ha salido mas allá del Apure
y al pueblo de Macuto, donde íbamos a temperar, grado de estudio no tiene,
porque en su pueblo no había escuela, aunque inteligente si es.
El
cura saca un libro antiguo con cubierta de cuero y empieza su lectura también
en latín, el cuerpo de Don Agustín se retuerce en la cama como una soga, los
ojos vidriosos, maldiciendo lo más sagrado de la religión Católica, trata de
levantarse con violencia para arrancarle el libro al cura, pero éste en medio
de oraciones, ordenes e invocaciones lo baña con agua bendita.
Cae
el enfermo en un sopor, su rostro cambia la expresión de ira y dolor por
tranquilidad y placidez. El cura continua la lectura en voz alta, utilizando el
agua bendita, los oleos y solicita a Misia Rosa que urgentemente alguien llegue
a la casa parroquial y le pida a su hermana que le envíe el Cristo del estuche.
No
habían pasado 5 minutos cuando ya estaba en manos del padre Jesús el Cristo
solicitado. Era una escultura de plata elaborada en Sevilla durante el período
colonial, una verdadera obra de arte de estilo barroco, había pertenecido a Don Bernardo Rodríguez del
Toro, primer Marqués , quien la había donado al Oratorio del Valle de Marín.
Mientras
el cura reza, José Manuel, el caporal que acompaña a Don Agustín desde muy niño,
le dice a Misia Rosa:
___Yo
sabía Misia Rosa que este momento tendría que llegar.___Nadie juega con candela
sin quemarse.
Misia
Rosa le pregunta: ___ ¿por qué dices eso José Manuel?___ ¿Tu sabes algo que yo no se?
___Son
cosas que uno de pequeño vio y vivió, pero que la prudencia y el respeto que yo
toda mi vida he tenido por Don Agustín, me han obligado a mantener en la mas
absoluta reserva, pero viendo el sufrimiento del viejo y de ustedes, tengo que
referirlo, solo a usted, para que tome las previsiones que juzgue conveniente,
recuerde que lo hago en medio de este compromiso, por la debida fidelidad que
tengo al único padre que he conocido.
____Hace
muchos años cuando Don Agustín trabajaba como arriero mayor de los Llamozas de
Calabozo y yo era apenas un niño que acompañaba las puntas de ganado, haciendo
de cabrestero, en un sitio de posada conocido como el Loro, cercano al pueblo
de San Casimiro, ocurrió un hecho que cambió la vida de Don Agustín.
__
Se reunían los arrieros para “Echar sus cachos”, contaban sus cuentos, las
cosas que pasaban por aquellos caminos de Dios, se jugaban grandes sumas de
dinero, en gallos, batea, dados y barajas producto de las ventas de ganado. Se
montaban uno que otro joropo y también ocurrían lances como el que le pasó a un
arriero llanero llamado “Quirpa” en el caserío de Guiripa, donde lo malograron.
Porque, dicho sea de paso, la gente de esos montes no quieren a los llaneros,
según dicen que los “marrajos” del llano les robamos a sus mujeres.
___Don
Agustín, de joven era un hombre muy parrandero, jugador arriesgado, cantador y
contrapunteador de los más reconocidos, un día al regresar, cumplida la venta del
ganado, traía buena plata y nos “arrochelamos” en El Loro a parrandear, a jugar
dado y baraja, teníamos más de 6 días, en ese caserío y Don Agustín había
perdido su dinero en el juego y se
arriesgó con las ganancias de los Llamozas, creyó que podía recuperarse pero también las perdió. Desesperado,
porque quedaría ante sus patronos como un vulgar ladrón, indigno de confianza,
se fue a la orilla del río, dispuesto a poner fin a su existencia.__ Son momentos
de la vida donde perdemos el camino y solo vemos la muerte como la gran
solución.
Justo
en el instante de cometer la locura apareció de la nada un arriero, ataviado
con garrasí negro con una cobija negra y alpargatas. Ya Don Agustín le conocía,
fue el mismo del contrapunteo de la noche anterior, según los viejos arrieros
lo habían visto cantar por los lados de Barinas, hace muchos años, con el
catire Florentino Coronado, otros decían que cuidaba un hato por el Cunaviche,
en tierras del Dr. Payara. Los más jóvenes afirmaban que era el caporal del
hato La Rubiera.
El llanero llegó
en el momento en que Don Agustín, desmoralizado, preparaba su 38(S.
&W.)
Con voz fuerte le dice el llanero a Don
Agustín:
____
No cometas esa pendejada, muchacho, yo te puedo ayudar para que pases este
trago amargo.
__ Agustín le preguntó :___ ¿Cómo?_ Si usted
apenas es un arriero cantador de corridos.
___Tenemos
que hacer un negocito, muy fácil para ti._ Tu tienes perdido todo en este momento,
solo te queda el revolver y la bala, yo te propongo que me vendas tu alma y la
de tu hijo mayor, así tendrás el dinero que necesitas para salvar tu honra,
pero además tendrás lo tu quieras mientras vivas.
__
¿Cual hijo?__Pregunta Don Agustín.
__El
que tendrás algún día, __ este negocio se concreta ahora y se resuelve cuando
llegue la hora de tu muerte, antes no.
__De
todas formas ibas a morir en este instante, te doy la oportunidad de cambiar
esa bala por morocotas, sería el mejor negocio de tu vida, tu como llanero
tienes que conocer la historia de La Rubiera el hato más productivo del llano,
no hay en Guarico, ni en Apure una fundación mas rica, ese fue también un
negocito que yo hice con el patrón de las orillas del Guariquito. Todavía hoy
después de cinco generaciones produce grandes ganancias.
___Como
prueba de mi confianza en ti, te digo:
__Camina hasta el pie de aquel bucare, con tu
cuchillo abre un hueco hacia las raíces del norte y saca una caja de morocotas
y esterlinas para que pagues tus deudas y quedes bien con los Llamozas; de
esas morocotas muchas te quedarán sin compromiso, para qué empieces a negociar
ganado por tu cuenta.
__
.Nosotros nos encontramos mas adelante y finiquitamos nuestro negocio._ Se te
abrirán definitivamente las puertas de la fortuna.
__
El carretón de las riquezas pasa solo una vez frente a ti, si lo dejas ir te
esperará una vida de pobrezas y humillaciones, Te gusta el juego, yo te
garantizo que jamás volverás a perder.__
Tu tienes la palabra.
Don
Agustín, tentado por la propuesta del arriero se dirige hasta el pie del enorme
bucare, uno de tantos que daban sombra al cafetal de los hermanos Riobueno y
procede a cavar tal como le había indicado el llanero, de pronto apareció una
caja de madera labrada con arabescos, de unos 40 por 25 centímetros por
unos 30 de profundidad, de color caoba.
La saca de la tierra, pero nota que a pesar de las lluvias y el pantano la caja
está limpia, como si jamás hubiese estado enterrada, la abre y en su interior hay
cantidad de morocotas americanas y libras esterlinas inglesas de puro oro,
además hay un pergamino antiguo escrito en latín, con una inscripción:
“Grimorium Honorii Magni”, en ese viejo documento estaban las formas y las
cláusulas para consolidar la venta o el pacto, con el caporal de La Rubiera. Después
de dar ese paso no hay regreso .
Con
la conmoción y el desconcierto del momento Don Agustín ni siquiera cuenta el
oro, sino que lo introduce con caja y todo en una capotera. Ve con curiosidad
el pergamino pero no entiende el idioma en que está escrito y también lo guarda.
Regresa a la posada para preparar la partida a
Calabozo. Sin decir nada a sus compañeros de los hechos ocurridos.
__Es
así Misia Rosa como se inicia el trato de Don Agustín con “El Poderoso de las Tinieblas”.
Allí
empezó su racha de riquezas, buena
suerte y abundancia. Jamás perdió en un negocio o en el juego, se libró de la
muerte varias veces en eventos peligrosos, si algún cuatrero le robaba un
animal ese ladrón moría en forma horrible. El señor de las tinieblas era su
principal apoyo.
___Pero
José Manuel, __ ¿Quiere decir que el arriero que menciona Agustín en su
gravedad es alguien que viene por él?
__Misia
Rosa, __ No solo por él, sino también por su hijo mayor el joven Adán.
__Ave
María Purísima, ¿Cómo puede ser?
__
¿Como pudo hacer esto Agustín?__ Es mejor la pobreza material que la
condenación eterna. ¿Qué culpa tiene Adán de la ambición de su padre, no es
justo.
__José
Manuel__ Siento que me desmayo, no tengo fuerzas ni para levantar las manos, ayúdame.
Misia
Rosa se apoya del brazo del caporal, no puede respirar, se acomoda en un
sillón. La infausta información del trato la colocan al borde de un colapso. Está
mareada y sin aliento.
Mientras
tanto el padre Jesús María había terminado los rezos, sudaba copiosamente, con
el crucifijo en la mano derecha, temblando le dice a Misia Rosa que necesita
hablar con ella a solas, pero al verla en ese estado de postración le indica
que descanse un poco que el viene en una hora, pues lo que tiene que informar
es urgente y no espera.
Don
Agustín descansa con cierta tranquilidad, el cura regresa a la hora indicada,
ya Misia Rosa está más serena, se encierran en una habitación. .
_Misia Rosa, la situación es muy grave, aquí están presente las fuerzas
del mal. Hoy se apoderan de Don Agustín y no puede morir en paz. están
reclamando una deuda o un pacto. __ ¿Qué sabe usted de esto?
___Misia
Rosa llorando le cuenta al padre Jesús que se acaba de enterar por boca del
caporal, lo ocurrido años atrás en un
cafetal del caserío El Loro..
El
cura le manifiesta que la situación es más grave de lo que creía.
___
Debo traer de Caracas al padre Luis, es
el único que puede ayudar, maneja el exorcismo en grado máximo, si él no puede,
se perderán dos almas.
Dos
días después llegó al pueblo el padre Luis, era un sacerdote de unos 60 años,
con una profunda vida espiritual, tenía una gran preparación en el combate con
el mal y además tenía poder para conjurar al maligno. Sabiduría adquirida en un
viejo monasterio de Hungría. Hacía menos de dos meses en un combate de tres días
con sus noches había expulsado al
Demonio de una quinta del Paraíso, en Caracas, donde tenía dos meses y los propietarios habían
abandonado su casa desesperados por los gritos que oían y un olor nauseabundo
que no se quitaba ni anegando la casa con agua colonia.
Apenas
llegó al pueblo el padre Luis, sin quitarse el polvo, subió al segundo piso de
la casona de los Martinez e inició el ritual indicado para el caso. El agua
bendita, las palmas, las cenizas, los oleos. Tres ayudantes acompañaban al
padre Luis, todos preparados y con experiencia para el enfrentamiento con los
poderes del mal.
Al
comenzar los rezos, Don Agustín empieza
a gritar a todo pulmón y entre babazas verdes le dice al cura:
____Tu
maldito cabrón, hijo de mala madre otra vez estás tratando de impedir que se
cumpla el contrato, no podrás, no hay fuerza que impida la culminación de este
negocio. Este necio ya disfrutó de todo lo que ambicionó en su cochina vida,
ahora no hay salvación, así lo estipula el Códice MCMLVIII.
__
Tu mal cura, degenerado lo sabes, soy quien manda.
___
Así que puedes agarrar tus rezos, enrollarlos y metértelos donde te quepan.
___Yo
soy el poder. El mundo hace lo que yo ordeno, no hay quien se resista a una
bolsa repleta de morocotas. Quien va a cambiar oro por rezos. Por el dinero y
el poder los hombres venden a sus madres, a sus hijos, a lo que más querido,
nada es sagrado ante el oro. Cada día tengo más seguidores, domino hombres y
gobiernos: ___ Así fue y así será.
A
pesar de las blasfemias el padre y sus ayudantes continúan con el ritual. A las
6 de la tarde empezó un olor a podrido, era imposible soportar el hedor, se
extendió por todas las casas de la cuadra, pasó por la plaza mayor, llegó hasta
el cementerio, todos los habitantes abandonaron
sus casas y se refugiaron en la
Iglesia, fue el único lugar del pueblo a donde no llegó el
olor a infierno.
A
las 7 p.m. llegó de Caracas el hijo mayor de Don Agustín, subió a la habitación
y se encerró con los curas y su madre, una hora después salió del cuarto con
gran palidez en el rostro, su cara reflejaba una profunda angustia, entró a la
habitación donde estaba su padre, estuvo solo con él unos 15 minutos, hablaron
con tranquilidad, luego bajó, salió a la calle, en el más absoluto silencio se dirigió
a la iglesia, asistió a una misa que tres curas celebraban para alejar el mal,
todos los feligreses veían a Adán, pero no se atrevían a romper el silencio.
Todos sabían lo que estaba por pasar, pero nadie hacía lo que había que hacer
para impedir que el destino se cumpliera. Adán regresó a su casa, vencido por
el cansancio, se acostó en una hamaca. A las 11 p.m. murió, sin una palabra,
sin una queja, un infarto fulminante
acabó con la vida de aquel joven. Una hora treinta minutos después de la muerte
del hijo mayor, en medio de gritos y maldiciones murió Don Agustín.
Un
ventarrón arrancó de raíz el viejo samán
de la plaza, fue el anuncio de aquellas muertes que todos esperaban por más de 50 años..
27
de mayo del 2006
Día
de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
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