EL CACAO DEL TUY LE DIO LA RIQUEZA PARA COMPRAR SUS TÌTULOS NOBILIARIOS.

 

EL PRIMER MARQUÉS DEL TORO (1675-1742) SU VÌNCULOS CON LA POBLACÒN DE CÙA.



Bernardo Rodríguez del Toro había emigrado a Venezuela en los últimos años del siglo XVII. Había nacido en el seno de una familia intermedia de Teror en la isla de Gran Canaria el 18 de mayo de 1675. Su padre Blas Rodríguez del Río había ejercido como capitán en las milicias locales. Contrajo nupcias con Catalina del Toro Heredia (1).

                                                    Desparecida casa de la hacienda Marìn .

La explicación del porqué de la emigración a Venezuela de Bernardo Rodríguez del Toro en los años finales del siglo XVII tiene que ver con la expansión a la que se asiste en la región central de ese país, la llamada Capitanía General de Caracas, durante los reinados de Carlos II y Felipe V y el papel relevante que desempeñaron en ese proceso los emigrantes canarios. En torno a 1680 la economía de la provincia, tras un período de recesión, comienza a manifestarse vigorosa. En los años centrales del siglo se había atravesado una crítica coyuntura en la que la alhorra había destruido más de la mitad de los árboles en la costa, donde se concentraba la producción de cacao (2)

                                                   Foto del siglo XIX de la hacienda Marìn

En los ochenta se comienza a salir de la crisis con un ímpetu hasta entonces desconocido. En 1684 se contaba en la región con 434.850 árboles de cacao en 167 haciendas, 18 propiedades dedicadas al trigo, 26 ingenios y 28 hatos. Más del 10 % de los cacaoteros eran de nueva planta en una región virgen a poca distancia de Caracas, los Valles del Tuy. Comienza una época que llegará hasta 1740 definida por la disponibilidad de tierra regable para cacao y esclavos. En 1720 había ya más de dos millones de árboles. En 1744 había subido a cinco, estando localizados más de la mitad en el Tuy. Lo cual significa que el 50% de los ingresos que consolidaron a la aristocracia colonial venezolana se originó en los valles del Tuy

                                                 El torreòn de la hacienda Marìn 

                                              Un patrimonio en estado de abandono

A principios del XVIII la región del Tuy superaba ampliamente a las otras regiones agrícolas del país. Es ese período en que consolidan las fundaciones de los pueblos tuyeros que nacen bajo signo de la producción cacaotera con la explotación de la mano de obra esclava Suelo fértil, abundante lluvia y fácil irrigación proporcionaban entre 25 y 30 fanegas de cacao por cada mil árboles, mientras que en la costa sólo eran 10. En 1720 el 60 % de la producción estaba albergado en las nuevas haciendas y en 1744 eran ya las 3/4 partes del total de la provincia. Tan prolongado boom originó profundas consecuencias en la sociedad caraqueña. Atrajo la codicia de los comerciantes vascos que constituirían la Compañía Guipuzcoana a partir de 1728, llevó a numerosos isleños a cruzar el Atlántico con ansias y expectativas de acceder a un estatus nobiliario y acentuó la trata esclavista en un nivel relativamente inusitado (4).



 En los Valles del Tuy, el Marqués del Toro  era dueño de 542 y media con 21.70020. Se trataba de las haciendas de Santa Rosa (Marín), en la que poseía una casa de tapias y rafias y los esclavos de su beneficio; San José (Hoy corresponde a parte de la población de Cùa, Quebrada de Cùa y la Magdalena), de arboledas de cacao y San Roque con casas de habitación de tejas y rafias. Entre Santa Rosa y San Roque era dueño de unas vegas de cacao denominadas La Cruz, con dos esclavos de su beneficio, que las tenía arrendadas a su mayordomo en la de San Roque Francisco del Corro por 250 pesos anuales por ajuste y convenio firmado con él por el que se compensaba su salario con tal cantidad. Había adquirido también en esos valles por compra a Francisco Domingo Galindo. En la cabeza de ella para su resguardo había comprado también una fanegada de tierra. (5)




                                                 Nuestra Señora del Rosario de Cùa.

De esa forma había acumulado a su fallecimiento en 1742 una herencia de consideración. Como evidencia de su poder social y económico en su inventario se expuso que era propietario de 360 esclavos. Su hijo Francisco, segundo marqués y heredero de su mayorazgo, era propietario en 1744 de 110.000 cacaotales. Según Brito Figueroa en 1744-1746 la familia Rodríguez del Toro era dueña de 17 haciendas de cacao de 4.550 fanegadas con 202.100 árboles de cacao y de 3 hatos con 2 leguas y media de extensión (6)

         Santa Rosa imagen propiedad  de la hacienda Marìn.

                                      Primera patrona de Cùa.

Su punto culminante dentro del proceso de ennoblecimiento fue la obtención del título de Marqués del Toro por real despacho de 26 de septiembre de 1732. En una época en la que, como la primera mitad del siglo XVIII, el dinero se convertía en la vía esencial para la adquisición de títulos y cargos, como pudimos apreciar en su hijo José con la adquisición por 15.000 ducados de su empleo como oidor de la Audiencia de México, la nobleza titulada no era la excepción. La vía del beneficio del título nobiliario era la empleada por la Monarquía para que determinados individuos accedieran a la máxima expresión del poder y la preeminencia social. Suponía en realidad la concesión a solicitud de parte, en el caso del Marqués del monasterio de Nuestra Señora de Monserrat de Madrid, que recibió para su edificación de Rodríguez del Toro 22.000 ducados, de su título nobiliario. Era verdaderamente una venta simulada bajo la fórmula de cesión o renuncia del título que había sido cedido por el Monarca a ese convento a cambio de esa cantidad. El Rey concedía a esa institución para su construcción uno o varios títulos para que procediese a subastarlos entre las personas interesadas en adquirirlos. Ese fue ni más ni menos el procedimiento abordado por Rodríguez del Toro. Además de los 22.000 ducados Bernardo Rodríguez del Toro sufragó 562.000 maravedíes de vellón por su media anata. años más tarde depositó 188.582 reales y 33 maravedíes para que la concesión del título fuera perpetua, certificación que le fue otorgada el 3 de septiembre. SU PROYECTO ULTRATERRENO. SUS CAPELLANÍAS EN CANARIAS Y VENEZUELA Bernardo Rodríguez del Toro falleció en Caracas el 23 de agosto de 1742. En sus últimas voluntades invirtió en misas y sufragios religiosos a tono con su posición social. Dispuso que su sepultura se efectuase en la capilla mayor de la iglesia del convento de Nuestra Señora de la Merced de Caracas, para la que había dejado cien pesos de limosna para que fuera iluminada con seis velas por espacio de un año, a cuya finalización se cantaría una misa con su vigilia y responso. Como era abrumadoramente mayoritario en la sociedad caraqueña quiso ser sepultado con el hábito de la orden franciscana, de la que era tercero y en sus andas. Doscientas misas se darían en su nombre en cada uno de los tres conventos caraqueños y otras mil a cargo de sacerdotes seculares39, para un patronato de misas de ánimas todos los lunes del año en el convento mercedario había destinado un censo de 3.000 pesos, que procedía de una parte de lo recaudado al tacorontero Juan Bello por la venta de una pequeña hacienda de cacao en el valle de Uriere y tierras de Guare. Había erigido también en Venezuela una capellanía y patronato de cinco mil pesos de principal. Como muestra de su identidad como isleño en la sociedad caraqueña, de la que siempre hizo gala, donó 200 pesos a la fábrica de la parroquia de la Candelaria, la antigua ermita de los canarios que había sido erigida en curato desde 1730 y donde sus paisanos tributaban desde su fundación las fiestas de su patrona. Le pertenecía también el patronato y capellanía de 5.000 pesos de principal erigida por Felipe Rodríguez de Santiago por su testamento del año 1723, por la que le sufragaban el rédito de 1.500 pesos los herederos de su paisano Sebastián López de Castro, (Primer propietario de lo que hoy es Lecumberri y de los terrenos donde fundó el pueblo de Santa Rosa de Marín (Cùa) por segunda, vez en terrenos propios de la Iglesia, adquiridos de los herederos del capitán López de Castro. en el alto de la Cuana. Ubicación actual de la plaza Zamora y sus cuadras contiguas hasta la calle Florida.

 La hacienda del Capitán Gonzalo Marín de Granizo adquirida por Don Bernardo Rodríguez del Toro es el origen de la población de Cùa, fundado para la atención de esclavos.

 Notas:1-2-3-4-5-6. EL PRIMER MARQUÉS DEL TORO (1675-1742): LA FORJA DE UNA FORTUNA EN LA VENEZUELA COLONIAL THE FIRST MARQUÉS DEL TORO (1675-1742) Autor: Manuel Hernández González

 

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