¿QUÈ SOMOS?

La nada o la huella.




En un cuento de velorio un borrachito repetía la frase:” No somos nada” y a la pregunta de un familiar del difunto afirmó que no somos nada, ni familia, ni amigos. Solo que me equivoqué de difunto…

Para responder esta pregunta, que parece muy simple, podemos encontrar respuestas muy diversas. Por ejemplo, hay personas que autocalifican por lo que tienen, soy el dueño de algo... Otros se definen por la profesión que ejercen, soy egresado de una prestigiosa universidad, soy doctor, soy rector, ejerzo como ingeniero de tal proyecto. Soy un político, un artista que influye, un inventor.

  A otras personas les gusta definirse por atributos generalmente positivos, con rasgos como la sinceridad, la transparencia, la bondad, la solidaridad. Otros tienen la inclinación de presentar un listado de sus defectos y debilidades. En definitiva, parece que nos inclinamos a responder el ¿Qué somos? Con un inventario de atributos y experiencias positivas. Nos identificamos con el bien, con lo bueno, nadie se atreve a reconocer que es un “hijo de puta”, mala persona, hipócrita, envidioso. Nos identificamos con los logros, pero nos olvidamos de nuestros defectos, los cuales a veces pesan más que las virtudes.



 No es tan sencillo responder a la pregunta ¿Qué somos? Creo que la mejor manera de definir lo que somos implica ser conscientes de que estamos de paso. Llegará un día en el que ya no estaremos, o no estaremos en plenas condiciones… Porque en realidad, ninguno de nosotros es imprescindible. Esta verdad a veces no es fácil de digerir, hay quienes viven como si fuesen eternos y se olvidan de la frase del borrachito:” Nos somos nada”.

De esta forma, la pregunta cambia un poco y se convierte en: ¿cómo esperas que te recuerden? En este caso, la respuesta no depende de lo que “yo” escriba, diga o piense, sino de lo que los otros me reconocen. Cambia la perspectiva. No soy yo hablando de mí, sino que son los otros diciendo quién soy. Vale la pena aclarar que no a todo el mundo le importa lo que opinen los demás después de muerto. Sin embargo, puede ser un síntoma interesante: si eres una persona que se plantea influir positivamente en otros, seguramente querrás ser recordado como alguien que hizo todo lo posible para que este mundo fuese un poco mejor.

 En definitiva, lo que importa es la huella que dejamos en la vida, eso es lo que recoge lo que realmente somos. Hay seres sin huellas y sin sombras. Esos son la nada.

 

Comentarios