LIDERAZGO EN
TIEMPO DE INCERTIDUMBRE.
Cuando a la gente le falta
esperanza, el líder debe tenerla. Cuando a la gente le faltan respuestas, el
líder debe darlas. Cuando a la gente le falta dirección, el líder debe dirigir”.
– John Maxwell –
¿Cuándo la gente necesita más a un líder?
La respuesta es, en tiempos de incertidumbre.
Venezuela hace
años que abandonó la normalidad, vivimos bajo una era crisis permanente. A la
crisis económica que ya lleva casi 20 años se agrega ahora la pandemia y sus
variantes, cuando se piensa que ya había pasado lo peor y se empezaba regresar
a la normalidad, aparecen las variantes Ómicron y otros nombres. Vivimos
sometido a una permanente incertidumbre, política, económica y biológica,
tiempos duros de gran volatilidad. Tiempos que obligan a los lideres a a
cambios profundos, a nuevos hábitos mentales y cuando nos referimos al
liderazgo vamos más allá de la política. Todas las actividades hoy generan
incertidumbres e inseguridades hay que cultivar nuevos enfoques.
Lo primero es que
como líder hoy tienes que concentrarte en fortalecer tu “núcleo interior”.
Piensa en un samán, con su follaje y tronco por encima del suelo y sus raíces
bajo tierra. En el pasado, los estudios sobre liderazgo se enfocaban en la
apariencia externa del árbol, es decir en los comportamientos de un líder y sus
acciones. Pero en la era de las crisis permanentes, cuando se complica hacer
previsiones, se vuelve fundamental que las raíces del árbol sean sanas,
profundas, sólidas. Es decir, “quién eres” tiene hoy prioridad sobre “que
haces”. Eso significa consolidar tu autoconcepto junto a la calidad de tus
pensamientos, creencias, valores y emociones. En un contexto de incertidumbre,
la calidad de tus comportamientos, acciones, decisiones, y rendimientos son un
reflejo de la profundidad de tu núcleo interior. De hecho, se trata de una
dimensión del desarrollo relevante. No somos solamente animales inteligentes;
somos seres que pueden crecer en sus niveles de consciencia. Esta es una falla
muy común en estos tiempos donde el EGO de los lideres ocupa demasiado espacio
y mata las posibilidades de buscar acuerdos, más allá de los intereses
personales, de grupos o de clanes.
Segundo, liderar en tiempos de incertidumbre requiere la
capacidad de tener claridad de propósito. Frente a una crisis, los seguidores
requieren y necesitan de un líder que sepa dar una dirección inequívoca. Esto
puede resultar complejo en un contexto de gran volatilidad. Por eso, más que
enfatizar los objetivos por lograr, es importante que cómo líder hoy sepas
comunicar una visión alineada con el propósito y los valores. Un propósito
superior te ayudará también a desarrollar una consciencia superior.
Por ejemplo, estar dispuesto a sacrificar la
natural ambición personal por un objetivo superior como es el cambio de rumbo
que necesita la nación. Es una muestra de superioridad ética de quien sacrifica
fines personales por objetivos comunes. Cualquier sacrificio para muchos es
hacer el papel de tontos y se termina en la lucha estéril de un todos contra
todos.
Finalmente, tienes que desarrollar la capacidad de un
pensamiento sistémico. Eso requiere la humildad de reconocer que hoy no tienes
la razón, sino que es fundamental escuchar y entender varias perspectivas al
mismo tiempo. Se trata de tener abierta la mente, estar disponibles siempre a
aprender, incluso de los errores propios y de otros. Se trata de entender que
hoy tenemos que darle espacio a la experimentación, al riesgo, a la
equivocación. Más que nunca hoy necesitamos la colaboración generativa. Es así,
cultivando estas tres actitudes, que podemos pensar en dar nuestro aporte al
cambio urgente y necesario, y no meramente sobrevivir en nuestra burbuja de
confort, en la era de la crisis que ya se hace eterna.
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