LA INDEFENSIÒN APRENDIDA.


EL ELEFANTE Y EL CIRCO (CUENTO)

 

Siguiendo los pasos del escritor José Rafael Pocaterra estamos viviendo la peor etapa de la decadencia colectiva. La sociedad venezolana desde los años cuarenta hasta finales de la década de los noventa logró su máximo esplendor, altos niveles de desarrollo económico. Hoy gracias a la revolución chavista madurista entramos en la etapa de la degeneración, la regresión en todos los órdenes, la recesión en el ámbito económico, a ruptura del tejido social. Ha sido demoledor pasar en muy corto tiempo de ser una nación receptora de migración mundial, quizás tan atractiva como los EE.UU. a ser una de las naciones con mayor migración y desplazados a nivel mundial. Una insólita fuga de talentos. Nuestra juventud sabe perfectamente que sus estudios a nivel superior de nada le sirven, dentro del país, la mayor aspiración del 98% de los estudiantes es graduarse y marcharse lo antes posible del país, buscando un mejor destino de progreso y poder ayudar su familia que se tienen que quedar en Venezuela.

 Hay en Venezuela un deterioro cultural, se ha impuesto una nueva historia, se ha pretendido borrar el pasado e inventarse su propia memoria y referentes, ha surgido un nuevo lenguaje decadente. Toda la cultura tiene que estar al servicio del proyecto político del régimen, la creación cultural solo les sirve y los apoya y si los complace en su ideologización.

 Los venezolanos hoy tienen tantos problemas por resolver y no ven salidas y se focalizan en satisfacer sus necesidades y si el Estado les suministra una caja de comida, con eso lo tienen controlado. Las protestas no pasan de solicitar la caja Clap, el gas, el agua, la luz, el transporte o un aumento de sueldo o de los bonos. A nadie se le ocurre una manifestación para derrocar al régimen. Se establece lo que han manejado los rusos, los chinos, los cubanos, un perverso plan perfectamente orquestado que se denomina INDEFENSIÒN APRENDIDA, en la cual se da por hecho y así se evidencia, que no se tiene la capacidad para cambiar las cosas, así no funciones, ni les sirvan. Todo se acepta de manera pasiva. Realidad que paso explicar mediante un viejo cuento:


(Es la condición en la que una persona se inhibe o se bloquea ante una situación aversiva. Como hemos comentado, es tener la sensación de que no podemos hacer nada ante lo que ocurre. Como se propio nombre indica, es “aprender” que no podemos defendernos ante un determinado acontecimiento porque en el pasado hemos vivido una situación en la que no nos hemos podido defender).

 

                 EL ELEFANTE EL CIRCO Y YO.

 

 


Cuando era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de ellos eran los animales, sobre todo, mi preferido era el elefante.

Durante la función, la enorme bestia impresionaba a todos por su peso, tamaño y, sobre todo, por su descomunal fuerza… pero, después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, uno podía encontrar al elefante detrás de la carpa principal, atado, mediante una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

La estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera, apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un “árbol de cuajo” podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Por qué el elefante no huye, arrancando la pequeña estaca, con el mismo esfuerzo que yo necesitaría para romper una cerilla?, ¿Qué fuerza misteriosa lo mantiene atado, impidiéndole huir?

Tenía unos siete u ocho años, y todavía confiaba en la sabiduría de las personas grandes. Pregunté entonces a mis padres, maestros y tíos, buscando respuestas a ese misterio. No obtuve una respuesta coherente, la edad no es un impedimento para percibir la coherencia o la falta de ella en los que la gente nos dice. Alguien me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: si es cierto que está amaestrado, entonces ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta que me satisficiese.

Con el tiempo, me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con gente que me daba respuestas incoherentes, por salir del paso y, un par de veces, con otras personas que también se habían hecho la misma pregunta. Hasta que hace unos días, encontré una persona, lo suficientemente sabia, que me dio una respuesta que al fin me satisfizo: “El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca toda su vida, desde que era muy pequeño”. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño elefantito con solo unos días de nacido, sujeto a la estaca. Estoy seguro que en aquel momento el animalito empujó, jaló, sacudió y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de todo su esfuerzo, no pudo librarse.

La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Podría jurar que el primer día se durmió agotado por el esfuerzo infructuoso, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que seguía se resignó a su destino. El elefante dejó de luchar para liberarse. Este elefante enorme y poderoso no escapa porque cree que no puede hacerlo. Tiene grabado en su mente el recuerdo de sus, entonces, inútiles esfuerzos, y ahora ha dejado de luchar, no es libre, porque ha dejado de intentar serlo. Nunca más intentó poner a prueba su fuerza.

Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a varias (cientos) de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que “no podemos” con montón de cosas, simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos. Grabamos en nuestra mente: no puedo. no puedo y nunca podré. Crecimos portando ese mensaje, que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar. La única manera de saber cuáles son nuestras limitaciones ahora, es intentar de nuevo, poniendo en el intento todo nuestro corazón.

(Publicado en Cuentos para Demian, 1994)

 

Este cuento ilustra de forma muy clara el concepto de  LA INDEFENSIÒN APRENDIDA: Según los estudios de Seligman, la indefensión se refiere a la sensación subjetiva de no poder hacer nada frente a un problema, situación o estímulo desagradable; y a pesar de que sí existan oportunidades reales de cambiar la situación aversiva, evitando las circunstancias desagradables o mediante la obtención de recompensas positivas, la persona o animal no realiza ninguna conducta para buscar evitar el estímulo aversivo u obtener el refuerzo.

Normalmente esto es debido a experiencias previas en las que no se pudo controlar o actuar sobre la situación, entonces se “aprende” que no puede hacerse nada, y aunque en el futuro la situación o condiciones cambien, y sí haya oportunidades de actuar, o tengamos capacidad para intervenir o cambiar las cosas, nuestra creencia de no poder hacer nada nos mantiene inmóviles.

 

ESO NOS ESTÀ OCURRIENDO A LOS VENEZOLANOS.

 Tenemos la sensación que no podemos salir de este régimen sin que nos ayuden. Hemos interiorizado lo negativo. Hay que cambiar esa actitud aprendida, hay que desaprender en un acto de rebelión, un desafío para superar ese proceso de control.

, Liberémonos de la indefensiòn  aprendida.

 

 

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