LOS HÈROES ANÒNIMOS.
(El personal médico, de enfermería, camilleros, trabajadores de los
hospitales, auxiliares)
Hoy reconocemos el trabajo de personas que han sido ignoradas por años,
quienes desde el anonimato siempre han estado ahí para nosotros y que han sido
resilientes a sus circunstancias históricas, económicas y sociales. Gracias a
su invaluable labor, en este momento de emergencia social, su esfuerzo
garantiza el combate contra el coronavirus, están los héroes anónimos en la
primera línea, poniendo en riesgo su vida por los demás, cumpliendo su sagrado
deber.
Según Schiller quien no se deja vencer por el dolor y el miedo adquiere la condición
de héroe. Los millones de héroes y heroínas nos reconcilian con la vida, nos
ayudan a entender lo que significa la grandeza del hombre que se crece ante las
dificultades y no se deja amilanar. No es que no sienta miedo, no es que no
tenga conciencia que se puede contaminar y morir. No es que el deber pese más
que el amor sus seres queridos. Es que hay una fuerza interna que conduce a
hacer lo que se tiene que hacer, en el momento en que corresponde. Uno no puede
entender las miserias de algunos que en su vil egoísmo han atacado, hasta con
violencia física a esos héroes por miedo
a que los contaminen. La peste es un detonante de lo bueno y lo malo que
tenemos los humanos. De lo sublime y las de peores bellaquerías, de las
miserias y cobardías.
Honor y respeto por tantas heroínas y héroes. Si estamos a la altura de las
circunstancias. Un ejemplo para el mundo. Una reflexión para los gobernantes, políticos,
empresarios que deben valorar a los profesionales de la salud, de las ciencias
y de los servicios, retribuirlos con excelentes y justos salarios. No puede ser
que quienes dan tanto a la sociedad reciban tan poco. Hay que revalorizar
muchas profesiones que tienen que ver con la parte sensible del ser humano como
la salud, la educación y las artes.
Es
cuestión de justicia y de virtud.
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