Emma Soler.Una cueña fue la primera actríz de Venezuela


                          Emma Soler (Ignacia Villasana)





Por el profesor Jesús María Sanchez
Profesor Jesús María Sanchez
Ignacia Villasana nació en la población tuyera de Cúa, la misma donde vio la luz el gran pintor Cristóbal Rojas, el 08 de julio de 1868, nombre que, al comenzar su carrera como actriz de teatro, cambiará por el de Emma Soler, de acuerdo a sugerencia que le hiciera el periodista y empresario Gabriel Aramburo, fundador de la Compañía Infantil Venezolana, la primera en su género, formada, de acuerdo a lo divulgado por el historiador Carlos Salas, por niños menores de quince años, encontrándose entre ellos Ignacia Villasana.

De la empresa arriba señalada también formó parte el gran músico José Ángel Montero, autor de la ópera “Virginia”. Cuando corría el año de 1880, en Caracas se conocían los llamados teatros de aficionados. En las carteleras de estas modestas instituciones, comenzará a figurar el nombre de la jovencita Ignacia Villasana.

Don Carlos Salas, en su bien documentado trabajo “Historia del Teatro en Caracas”, al retratar de cuerpo entero a Emma Soler nos dice: “Empezó actuando en las plazas públicas y en los teatros de corral, donde eran representados cuadros vivos y Nacimientos”. Durante los meses de 1887 se le verá al lado del gran actor Teófilo Leal, actuando bajo la sombra de la Compañía Americana y, en 1890 será recibida por el público de Maracaibo, actuando para la Compañía Dramática de Enrique Terradas.

En la capital zuliana Emma Soler actuó en obras escritas por el poeta Udón Pérez. En esa histórica ciudad, con su lago, la laguna de Sinamaica y los relámpagos del río Catatumbo, a Emma Soler la elevan a la condición de primera dama del teatro nacional. Viajó a la isla de Puerto Rico, donde, así lo reseña Carlos Salas, triunfó clamorosamente, al lado de un grupo de actores y actrices, al presentar el drama “Tierra baja” de Guimará.


Otro inquieto trabajador teatral, Luis Julio Bermúdez, en su ensayo “Cuento y Recuento”, nos dejó la siguiente pincelada sobre tan destacada figura del teatro nacional:

“Anduvo por los teatros de Colombia. Se mostró en todo Centroamérica. Todavía en Santo Domingo y Puerto Rico hay gente que recuerdan las alienaciones colectivas que ella producía al salir al tablado… Cantó en todos los tonos y actuó en todos los estilos, pues para eso tenía la extraordinaria facultad de pasar con todo brillo desde el libreto clásico “y en prosa” hasta la zarzuela de moda”.

Los públicos de Colombia, Venezuela y todo Centroamérica enloquecieron por aplaudirla cuando interpretaba, trasmutada en masculino personaje, el Don Juan, de Zorrilla. Porque era la más extraordinaria intérprete del Teatro latinoamericano de todos los tiempos, convertía cada texto en un “pretexto” para
mostrar grandeza.”

Siguiendo con Don Carlos Salas, quien también brilló con luz propia como actor, y, de acuerdo a lo por él compilado y publicado en su tratado sobre el teatro en Caracas, al describir el papel jugado por Emma Soler en los dominios del teatro, escribe:

“De una inspiración extraordinaria, sabía dar a cada papel el valor justo y adecuado, por insignificante que fuera: por ello llegó a interpretar el género lírico o dramático con soltura y dominio, pues lo mismo hacía la primera tiple de zarzuela, que la primera actriz de los dramas de Echegaray o Dicenta o de algún autor venezolano; así, un día hacía la Margarita de “El anillo de hierro”, o el Roberto de “La tempestad”, o la Inés o el Don Juan de la célebre obra de Zorrilla, o la Rosa, de “Juan José”.

Su nombre se mantuvo, al lado de otras aplaudidas figuras, en la Compañía de Argudín-Otazo. Su figura se desplazó con perfecto dominio de su arte en las tablas del Teatro Municipal, contratada por la empresa de Arcadio Azuaga y en la de Roncoroni-Sandra, que tuvo a Teatro Caracas como punto de referencia de sus presentaciones. Al ser rebautizado el Teatro “Guzmán Blanco”, con el nombre de Teatro Municipal, según decreto firmado por el presidente Rojas Paúl, en su


inauguración se presentó la Compañía Americana, donde Emma Soler formaba parte de su elenco al lado del magistral actor Teófilo Leal.
Por cierto, la empresa arriba nombrada va a iniciar sus presentaciones en 1887 en el Teatro Caracas, donde Emma Soler fue muy aplaudida en cada una de sus actuaciones. Al ser reinaugurado este centro teatral, el 14 de marzo de 1886, se presenta la Compañía Alcaraz-Palau, escenificando la zarzuela “Los dos genios” y la opereta “Boccacio”, donde Emma Soler personificó a Isabel, alcanzando un rotundo éxito. Al abrir sus puertas el teatro “Follies Dramátique” el año de 1885, situado cerca de Puente de Hierro, conocido en esa época como “Puente regeneración”, ya Emma Soler brillaba con luz propia.
Sala de Teatro Emma Soler, Complejo Cultural Cecilio Acosta Los Teques.

Emma Soler va a morir en Caracas, el 06 de octubre de 1916, cuando cruzaba los 48 años de edad. Su trayectoria en el universo teatral se tiene, así lo sostienen críticos, historiadores y conocedores de la materia, como una de las más brillantes actrices de teatro de nuestro país. He aquí, ya para cerrar esta nota, lo plasmado por Luis Julio Bermúdez: “La gloria se sostienen sobre limpios recursos; se alimenta del profundo conocimiento del oficio; se apoya sobre la autoridad ganada en tantos y tan honrosos desempeños.

La gloria de Emma Soler partía de un claro y abundoso expediente que iba desde la dirección cabal hasta el sereno y elevado magisterio. Emma Soler lo supo siempre. Por eso ella nunca se negó a recibir en sus filas a los jóvenes aspirantes.” He allí una parte de lo que significó, de acuerdo a las investigaciones históricas cumplidas por Don Carlos Salas y Luis Julio Bermúdez, Emma Soler en los dominios del arte y la cultura nacional, orgullo de Cúa del estado Miranda y
de toda Venezuela





















Emma Soler nació en Cúa el 8 de julio de 1868 y murió en Caracas el 6 de octubre de 1916.

Su nombre de pila era Ignacia Villasana.

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