Cúa tierra de condes y marqueses

Cúa tierra de condes y marqueses


Manuel V.  Monasterios G.

Mantuano es una palabra que refleja en su origen el uso de manto o velo por parte de las señoras pertenecientes a la  clase social de los blancos criollos dominantes, amos de haciendas y esclavos, quienes tenían el privilegio de usar esta prenda especialmente para asistir a los actos religiosos.
Entre los mantuanos titulados por el reino de España propietarios de grandes haciendas cacaoteras, origen de la riqueza que les permitió pagar en oro el privilegio de comprar  títulos nobiliarios, se encuentran los principales propietarios de las tierras de Cúa durante el período colonial. En el padrón de haciendas cacaoteras hecho por la Compañía Real de Caracas o Guipuzcoana como el Marqués del Toro Juan Bernardo Rodríguez del Toro de origen canario quien llegó a ser el propietario más rico de la Provincia de Caracas, con sus haciendas en esta jurisdicción Guacamaya, Mapurite, Marín, ésta última origen de la primera fundación de Cúa , llamada Santa Rosa del valle de Marín, San José origen de Quebrada de Cúa, Pueblo Nuevo, Aparay y sectores occidentales de la población desde la margen norte del rio Tuy, hasta la fila de la Magdalena. El Marqués de Mijares, el maestre campo Juan Mijares de Solórzano. propietario de la gran hacienda El Palmar, cuya cabida ocupaba desde las orillas del rio Tuy hasta la fila de la Magdalena, lo que hoy es El Palmar, La Laguna, La Fila, Vista Hermosa, Bicentenario, Potrero Cercado, Altos del Palmar y la Magdalena. El Conde de Tovar, Martín Tovar y Blanco, propietario de  una hacienda colindante con El Palmar, que ocupaba lo que hoy es el sector Tovar de la Colonia Mendoza, Las Mercedes de Cúa. San Antonio. El Conde de la Granja Don Fernando Ignacio Ascanio de Monasterios, propietario de lo que se conoce como El Conde, El Deleite, San Miguel y Nueva Cúa.
Estos “Grandes cacaos”, nombre utilizado por el pueblo llano para referirse a esa nueva aristocracia colonial sin mucha prosapia, pero con mucha plata generada por la producción y venta de cacao, ocuparon el 80% de las propiedades que hoy forman parte de nuestra población de Cúa. Solamente el el Tuy el marqués del Toro era dueño de 542 fanegadas de tierra con 21.700 árboles, equivalente hoy a 3.468.800 metros  34.700 hectáreas de cacao
Otra propiedad con mucha historia para Cúa fue la el capitán Sebastián de Castro, su esposa Doña Ángela de Castro conocida hoy como Lecumberry, Esta hacienda ocupaba lo que hoy es el centro de la población de Cúa, Plaza Zamora y templo hasta la calle Florida, límite con San José, Bancos de Santa Rosa, hoy Urbanización Santa Rosa y La Vega de Cúa.
El siglo XVIII significó la bonanza cacaotera especialmente los 50 años desde 1860 hasta 1810 período en el cual por orden del Obispo Diego Antonio Diez de Madroñero se ordena, bajo pena de excomunión  el traslado de la población de Santa Rosa de Marín a su ubicación actual en el sitio de la Cúa o la Cuana. Se bendice el segundo templo en la vida parroquial el 10 de diciembre de 1765 y en 1774  cambia de patrona .se  entroniza Nuestra Señora del Rosario como Patrona principal y a Santa Rosa como segunda Patrona.
La  guerra Independencia afectó la vida material de la totalidad de los venezolanos, pero los mantuanos como clase social desapareció, hicieron una revolución contra España buscando más poder y lo perdieron todo, Simón Bolívar en carta a Francisco Rodríguez del Toro, el último marqués, fechada en Guayaquil el 10 de mayo de 1823 le decía: ”Parece que se ha verificado la fábula de Saturno, la revolución se está comiendo a sus hijos, los más los ha destruido la espada y los menos han perecido por la hoz del infortunio, más cruel que la atroz guerra.”


Así termina el período cacaotero de nuestro pueblo se necesitaron varias décadas para lograr otra bonanza económica esta vez del café , el ganado y caña de azúcar, las grandes fincas pasaron a manos de otros propietarios, muchos de ellos caudillos de la revolución, se conoció a Cúa como la ciudad más próspera de los valles del Tuy, le llamaban “La perla del Tuy” con la mayor producción en Café, Caña de Azúcar, ganado y verduras, hasta el año de 1878 en que ocurre el terremoto y volvimos a la ruina y se desata la delincuencia. Se acabaron los condes y marqueses y aparecieron los nuevos hijos de la revolución: Los Caudillos militares cuyo máximo exponente fue el general Juan Vicente Gómez quien logró en su ambición terrófaga acumular más propiedades  que todos los mantuanos caraqueños.

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